Filosofía, praxis y emancipación -- Ética y alteridad -- Una ética con fundamento -- Por una ética emancipadora -- Ética y justicia -- Ética y pluralismo moral -- Ética y economía.

El texto pretende un desarrollo espistemológico basado en la apropiación crítica de del marxismo de la "introducción" de 1857, y de algunos autores que, más tarde, han llevado a cabo profundizaciones metodológicas y espistemológicas, como Galvano della Volpe, Karel Kosik y Erns Bloch, entre otros. Este libro constituye una reflexión epismológica en torno al concepto de razón crítica; busca transformarlo en el núcleo de una metodología dinámica que sea capaz de aprehender la realidad social, heterogénea y en constante movimiento.

Crítica y metafísica es una compilación de artículos sobre la filosofía de Immanuel Kant, reunidos para rendir homenaje a la trayectoria de Mario Caimi en el ámbito de los estudios kantianos. Los trabajos que integran este volumen han sido elaborados por algunos de los especialistas más destacados, provenientes de distintos lugares del mundo, y abordan diversos aspectos del pensamiento de Kant. Mario Caimi (* 1947) ha sido profesor titular de filosofía moderna en la Universidad de Buenos Aires, y se desempeña (...) actualmente como Investigador superior en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la República Argentina. Es autor de numerosos trabajos sobre la filosofía de Kant, y ha traducido al español algunas de las obras más importantes del filósofo. En 2010 recibió el Kant-Preis, otorgado por la Kant-Gesellschaft, como reconocimiento a su destacada trayectoria. Crítica y metafísica ist ein Sammelband über die Philosophie Immanuel Kants, der den Werdegang Mario Caimis im Bereich der Kant-Studien würdigen möchte. Die hier gesammelten Beiträge wurden von einigen der anerkanntesten Kant-Spezialisten aus verschiedenen Ländern verfasst und behandeln diverse Aspekte des kantischen Denkens. Mario Caimi (* 1947) war Lehrstuhlinhaber für Philosophie der Neuzeit an der Universität von Buenos Aires und ist zur Zeit als investigador superior beim Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) der Republik Argentinien tätig. Er ist Autor mehrerer Aufsätze über die Philosophie Kants und hat einige der wichtigsten Werke dieses Philosophen übersetzt. 2010 erhielt er den von der Internationalen Kant-Gesellschaft verliehenen Kant-Preis in Anerkennung seines Werdegangs. (shrink)

Esta obra apresenta um estudo sobre o trabalho como crítico de arte de Mario Schenberg, destacando sua atitude como mediador e comunicador da relação artista-obra-público. Utiliza como ponto de partida o pensamento estético e científico do crítico de arte, mas sem dispensar elementos biográficos, analisa sua produção ligada à crítica de arte, lançando mão do seu pensamento científico e de sua conceituação política apenas como suporte acessório. Para examinar como se deu a inserção do físico Schenberg no cenário da crítica (...) de arte brasileira, foi escolhido, como recorte da pesquisa, o período dos anos de 1935 (sua formatura na Escola Politécnica da USP) e 1944 (quando organizou a primeira exposição de Alfredo Volpi). A pesquisa utilizou um método analítico, além do exercício comparativo entre dados históricos gerais e fontes primárias e secundárias. (shrink)

El último, quizás, de los Antiguos y uno de los primeros entre los Modernos, Leibniz (1646-1716) concibió arriesgadamente el universo, y la ciencia que lo describe, como una explanada infinita, aquella ciudad simbólica, llena de calles y de plazas, desde las que se puede salir y a las que se puede acceder desde cualquier rincón, una ciudad bulliciosa, poliédrica, poblada de vibraciones, resonancias y ecos producidos por sujetos únicos, irrepetibles e inviolables. Para ello, formuló técnicamente la imposible noción de lo (...) infinito en términos finitos manejables, elaboró una potente ontología de las correspondencias entre sistemas, su ley de la continuidad, que hace operativamente idénticos los contrarios, y describió el inagotable e indiferenciado caudal de energía que conforma la secreta esencia de este mundo estallando o expresándose de las formas concretas más variadas, que a nuestra inteligencia es dado medir en los fenómenos que observamos. Analogías de analogías# in infinitum. (shrink)

El artículo pretende contribuir al esclarecimiento del sentido del arte de las últimas décadas mediante la crítica de la sensación pura de la Estética tradicional. La tradición occidental ha pasado por alto -durante mucho tiempo- el componente "residual" de la vida humana, debido al temor que suscita la constatación del carácter finito y dependiente de la existencia, así como también a la dificultad que surge cuando se intenta hacerlo objeto de reflexión. Esto último se justifica en parte porque lo "residual" (...) es, por definición, irreductible a forma y a concepto. En los últimos años (desde la "ecología estética" de Duchamp), el arte se ha ocupado de este aspecto, cuyo punto más alto es denominado por el autor "transestética de los residuos"; en dicho punto lo fluido, lo corruptible han conquistado gradualmente el lugar que antes ocupara lo permanente. Las consecuencias de este movimiento son: 1) la afirmación de la copertenencia entre la vida y la muerte, y, 2) mediante una "estética de la transgresión", la afirmación de una estética sin metafisica, capaz de superar el asco y la melancolía mediante la piedad. (shrink)

Crítica de la pasión pura fue escrito en su gran mayoría en Mozambique en 1997 y publicado por primera vez al año siguiente, en Uruguay. Está compuesto de 358 “compactos”, cada uno de los cuales pretende ser una unidad en sí misma. No obstante, este conjunto de ensayos gira entorno a pocos temas básicos: la formación de la ética y la moral a partir de los miedos y las angustias persistentes en la historia —la renuncia—; las formas de comprender y (...) representar el mundo, la vida y la muerte, la historia y el presente, la evolución humanística y las reacciones autistas de los poderes tradicionales. Según el diario La República de Montevideo, “en esta nueva entrega Majfud confirma su indudable vocación por filosofar en tiempos de indiferencias y vacuidad, desafiando al lector a meditar en torno a su destino y sus seguramente más estre-mecedoras incertidumbres”. (shrink)

La problematica de una critica genuina sobre nuestro presente exige reflexionar acerca de las herencias y las condiciones actuales de la propia critica. Un camino que Nicolas Casullo emprende interpelando la saga mas consecuente y fecunda que contuvo la historia moderna en terminos de disconformidad con lo dado y cuestionamiento a sus presupuestos y logicas. Desde Rousseau y Voltaire, Marx y Nietzxhe, Weber y Lukacs, Canetti y Kraus, recuperando los planteos de Adorno y Benjamin y el debate entre izquierdas y (...) derechas ideologicas en nuestro siglo, este libro recorre la biografia de la critica hasta situarla en la actualidad argentina, atravesada por la memoria del terror genocida, la muerte y las politicas sobre la historia. Su escritura rastrea la conflictiva consitutcion de una cultura critica sobre lo civilizatorio, diferenciando esa saga de pensamiento radicalizado de la de una critica, cada vez mas en boga, que queda acotada simplemente a sus objetos de estudio o a sus productos culturales. (shrink)

Este artículo trata acerca del compromiso político de los autores de la Teoría crítica. Muchas veces se les ha reclamado (todavía sucede en las discusiones presentes) no haber sido más cercanos a algún grupo político, a algún gobierno de izquierda, algún partido o sindicato. En el contexto de esa crítica, esbozo estas reflexiones para demostrar que su compromiso con la emancipación humana sólo pudo ser tan incondicional por la distancia que mantuvieron con las organizaciones de izquierda existentes en su tiempo.

A partir de uma sugestão de Gilles Deleuze e Félix Guattari – a de que todos os filósofos ocidentais terminaram construindo, no interregno do seu pensamento, personagens conceituais, uma espécie de assinatura do filósofo – este livro objetiva identificar esse traço a partir da obra de Michel Foucault. A tese em questão é que este autor não se enquadra em uma imagem única, como a do Juiz em Kant, ou a do sedutor em Kierkegaard, mas em uma imagem híbrida e (...) triádica, fazendo coro com muitos filósofos chamados de transversais e que se instalaram no horizonte de filosofias chamadas de pós-estruturalistas, como Deleuze. (shrink)

Este libro publicado como tal por primera vez en España, reúne dos escritos de juventud de uno de los más fecundos pensadores y traductores de filosofía al español del siglo XX. Estos dos ensayos no son sólo monumentos documentales del momento más esplendoroso de la filosofía académica en la universidad española, ni pertenecen sólo a la brillante historia de la difusión temprana de la fenomenología en España, sino que exponen con indudable originalidad la filosofía fenomenológica de su autor. El trabajo (...) de Gaos está escrito con tan notable claridad y precisión, que el lector interesado sólo puede beneficiarse de su lectura. «El nombre de Gaos sigue siendo, en suma, un emblema fecundo de la comunidad iberoamericana de pensamiento y su obra filosófica es un aliento añadido para no cejar en la feliz manía de pensar». (de la Presentación) «En este trabajo nos proponemos dar idea breve y clara del acontecimiento más importante de la filosofía contemporánea. Suponemos un lector culto, como para poder interesarse por asuntos de esta índole, pero a la vez desprovisto de una preparación filosófica especial. A este lector exclusivamente nos dirigimos». (el autor). (shrink)

Mientras que las ciencias físicas han desvelado en la modernidad gran número de problemas, las ciencias sociales y humanas siguen enfrentándose al "monstruo de lo social"; sin lograr resolver los enigmas que suscita la vida colectiva. Los conflictos sociales, políticos y culturales no sólo no han sido paliados sino que a veces se han vuelto aún más opacos. Esta paradoja que conduce al desaliento, interroga directamente a disciplinas como la antropología social y cultural. La antropología crítica como saber en permanente (...) transformación se ha convertido de esta manera en un gozne indispensable de la sociedad plural y democrática. (shrink)

En su Teoría postmetafísica del conocimiento, Antonio M. López Molina muestra detallada y rigurosamente que el vaciamiento sustantivo de la razón y, junto con él, el desmoronamiento de la vieja pretensión filosófica de acceder de manera privilegiada a la verdad (como al Bien o a Dios), no comportan su definitiva quiebra, sino más bien la urgencia de reelaborarla en términos falibilistas y procedimentales; con tal fin –y, a su vez, para asignarle a la filosofía el papel que le ha de (...) corresponder tras el ocaso de todas y cada una de las ilusiones metafísicas– analiza López Molina el concepto de acción comunicativa, capaz de imbricar a las ciencias positivas con el mundo de la vida y proveer el fin –ni utópico ni teológico– de una intersubjetividad no falseada, apoyada en relaciones simétricas de libre reconocimiento recíproco. (shrink)

Este ensayo analiza los riesgos y encrucijadas a que se enfrentan los distintos discursos feministas de un tiempo a esta parte. Es difícil sustraerse tanto a la tentación del victimismo como a la de una historia monumentalista de grandes heroínas, y también resulta complicado evitar pensar en una esencia femenina constituida y atravesada por unos «patrones de dominación», en palabras de Simone de Beauvoir. Más allá de códigos, prejuicios y dogmas, el libro de Laura Llevadot establece un ilustrador mapa del (...) feminismo contemporáneo, se enfrenta a las trampas de un lenguaje heredado que nos impide pensar por cuenta propia y, finalmente, nos impulsa a «desnaturalizar» cuanto de artificial y construido hay en la diferencia sexual. (shrink)

Los trabajos que se presentan en este volumen son un intento de replantear la problemática noción de humanismo en un mundo deshumanizado. El hilo conductor de sus planteamientos no es la oposición humanismo-antihumanismo, o naturaleza-técnica, sino la sospecha de que por debajo o por detrás de la tradición dominante del humanismo moderno puede localizarse una tradición diferente de reflexión sobre la humanitas del hombre.De este modo, el libro pretende rastrear en la historia del pensamiento una forma distinta de humanismo, aquella (...) a la que se puede llegar a través dela obra de Kant y en particular de su Crítica del Juicio. Más acá del humanismo de raíz cartesiana y corte subjetivista, se puede localizar también en la época moderna una corriente que dibuja a partir del pensamiento de Kant y del proyecto ilustrado otra definición posible de la humanidad del hombre. En virtud del lugar que ocupa el lenguaje en esta definición de la humanidad, el libro rescata y pone en valor una consideración de los «estudios de humanidades» de origen renacentista que esta corriente hacía valer y que corre el riesgo de ser definitivamente invisibilizada en nuestros días.Autores de la talla de Antonio Valdecantos, Marco Díaz Marsá, Luis Alegre o Felipe Martínez Marzoa, entre otros, agitan los términos de un debate que nos concierne a todos. (shrink)

Clásicos y modernos -- Convenciones y mixturas -- Cine independiente -- El nuevo canon -- Cine latinoamericano -- Cine ecuatoriano -- Temas.

En este escrito realizo en nombre propio un punto de pasaje y conjunción entre Foucault y Spino-za. Tomo en función de ello a Lacan como “mediador evanescente” y produzco un desplazamiento en el plano teórico habilitado por la urgencia de la coyuntura política, signada esta por el neolibe-ralismo y su posible dislocación, para engarzar el planteo crítico a la ética y a una necesaria refor-ma del entendimiento que active los afectos. Motiva y avala esta composición conceptual un trabajo teórico y (...) práctico sostenido que ha venido desplegándose sistemáticamente en torno al pensamien-to llamado posfundacional. (shrink)

Des profondeurs, je crie vers toi, YHVH. / Seigneur, écoute mon appel! / Que ton oreille se fasse attentive au cri de ma prière! Psaume 130 Tu as crié vers Dieu tous les jours de ta vie, et tes jours se sont écoulés. Un autre alors t’a remplacé et il a crié durant ses jours à lui. Toi ici, lui là, un autre ailleurs […]. Il y a donc un homme unique qui dure jusqu’à la fin des temps et ce (...) sont ses membres qui toujours crient. Augustin, Commentaires sur les Psaumes Qu’est-ce que la phénoménolo... (shrink)

Entre las críticas de los más férreos oponentes de la teoría kuhniana de la ciencia sobresale un reparo que fue planteado simultáneamente tanto por Popper, como por su discípulo Watkins. Ambos filósofos sostuvieron que, si nos comprometemos con la tesis que afirma que hay Ciencia Normal, tendríamos que aceptar la consecuencia absurda de que las teorías científicas degeneran en dogmas. En este trabajo mostraré que la tesis de Kuhn no tiene las implicaciones desastrosas atrás señaladas y que Popper -y Watkins- (...) ofrecen una imagen increíblemente distorsionada de la naturaleza misma de la Ciencia Normal y de los paradigmas, a tal punto que las razones en las cuales Popper basa la acusación de dogmatismo dependen de un argumento defectuoso. Para ello, voy a contrastar los patrones históricos que Kuhn identifica en los episodios de Ciencia Normal, con las características que le atribuyen sus críticos. Argumentaré, a partir de las contribuciones de Hooke a la mecánica clásica, que no es cierto que uno de los atributos que distingue a los “científicos normales” sea la adhesión doctrinaria, i.e., que el científico normal está obligado a suscribir una teoría por moda o por autoridad. Palabras-clave: paradigmas, ciencia normal, teoría dominante, dogma, mecánica clásica de partículas. (shrink)

This article shares reflections from members of the community of philosophers of education in the United States and Canada who were invited to express their insights in response to the theme ‘Snaps...

It Is My Pleasure To Introduce this discussion of Naoko Saito's American Philosophy in Translation. We have contributions from three experts in American philosophy, all of whom have been in conversation with the author for many years: Jim Garrison, Vincent Colapietro, and Steven Fesmire. Prior to their contributions, I would like to set the scene with some brief remarks to introduce the book and to explain something of its background.Over the past two decades, I have worked closely with Saito on (...) a number of projects, and I have been familiar with her ideas for this book since its inception. In some respects, the book is the product of studies in American philosophy that go back to her time as an undergraduate in Tokyo in the 1980s, ideas that were advanced considerably when she did an MA at Harvard, taking classes with Stanley Cavell and Hilary Putnam, and subsequently when she completed her PhD at Teachers College, with René Arcilla as her advisor and Cavell as a member of her committee. It was against this background that, in 2006, Saito published her first singly authored book, The Gleam of Light: Moral Perfectionism and Education in Dewey and Emerson. As that title indicates, she was already exploring the relation between Dewey and pragmatism, on the one hand, and American transcendentalism, on the other. Her sense back then of some separation between these traditions of thought, and of the nature of the tensions between them, has been refined and, for the most part, strengthened in the years since that earlier publication. No doubt she has been influenced in this by Cavell, who, in one essay, for example, asks: “What's the use of calling Emerson a pragmatist?” In any case, her account of this relationship is extended and altered significantly in American Philosophy in Translation.Through the course of her research, Saito has been conscious of the fact that she is studying American philosophy from a distance—a distance that is geographical, cultural, and linguistic—and she retains a thoughtful humility in relation to this. But she also sees here a possible opening to the perception and release of untapped aspects of these traditions of thought, in ways that might fertilize and extend the ground in which the inheritance of American philosophy has flourished. This is very much the line that she pursues in this book. In the light of this, and as the book's title indicates, there is a particular focus on language and translation. It is important that the latter term is understood not merely as an attractive metaphor for change and transformation: crucial to her developing argument is the experience of translating between languages and the reality of the experience in the lives of so many today, within the academy and without. In the course of this experience, one is sometimes confronted, quite self-consciously, with a word or phrase that resists translation. But sometimes—more often in the life of the accomplished or habituated speaker of the foreign language in question—the experience persists as an undercurrent, subtly opening a world that is other in some respects from the one that comes to light in the mother tongue.By contrast, to the many (especially Anglophone) monolingually minded, the need for translation can appear as an unwanted barrier, something of a nuisance, a problem to be solved. This is by no means a response confined, however, to the uneducated (or the Anglophone or the monolingual). There is also a sophisticated variant of this narrowness of outlook where faith is placed in an artificial or technical language with the power, the fantasy runs, to overcome the vagaries of natural language. Hilary Putnam recalls how Rudolf Carnap, whose stature as a thinker and as a human being he does not doubt, felt strongly that “for all x, planned x is better than unplanned x” and was drawn to the idea of a common world language: Thus the idea of a socialist world in which everyone spoke Esperanto (except scientists, who, for their technical work, would employ notations from symbolic logic) was one which would have delighted him. And I recently had a conversation with a student who remarked quite casually that it would not be a bad idea if there were only one language and one literature: “We would get used to it, and it might help to prevent war.” (Putnam 185)Putnam does not deign to respond to the latter assertion. What is foregrounded in his discussion is that monolingualism is likely to hide the plurality of goods that is realized in different cultures. The importance of that plurality is surely something that the luminaries of American philosophy bring to light. Indeed, Putnam's key point of reference in making these remarks is William James.The undercurrent of translation in the experience of the more accomplished speaker of a foreign language can act then as a sensitization to cultural difference, to different possibilities of thought and being. But in fact, this shifting of thought can apply within any language itself, not just inter- but intra-lingually, opening an insight that is close to the heart of American philosophy. If one can hear the cry of the rooster, then one may be wakened also by Thoreau's turn of expression in the idea of the “father tongue”: through a maturing experience of the language we are brought up with, we come to “a reserved and select expression, too significant to be heard by the ear, which we must be born again in order to speak” (Thoreau 69). This renewed investment in language, this continual return to our words, is what opens them to new thought and gives them interest. It is first an inheritance from the culture we are brought up in, but it dies in our speech and thinking if we do not turn it to something new. To build, we must begin by borrowing an axe, but we can return it sharper than when we borrowed it.If translation is operative in our language as a whole, as Saito's argument shows, this points to the many little rebirths within ourselves and in our interactions with one another. In fact, the point becomes political in that democracy depends upon this renewal of our words. This renewal resists not only the allure of ideology but also the now familiar etiolated rhetoric of “political realism.” Moreover, it points beyond the reliance, within the politics of recognition, on the defining of groups and categories toward a politics of acknowledgment.In this vein, Saito's outsider perspective is in tune with what Richard Bernstein has called the “global resurgence of American pragmatism.” The borderline or outsider perspective can have a powerful effect on thought, in relation to which Saito invites the reader to recall that America's past was itself an outsider-past: it was outside Europe, a relation with which it was bound to struggle, but it was also ready, as Emerson and Thoreau demonstrate, to draw from greater cultural distances, where it found congenial aspects in East Asian thought.Saito stresses the anti-foundationalist character of American philosophy as of critical importance for both philosophy and politics, and again her discussion of language is crucial to this. Dewey's emphasis on communication, with his relatively flat style of prose, is contrasted with the stylistic experiment and invention that she finds in Emerson, Thoreau, and Cavell. She sees the style of these writers, in some contrast to that of Dewey, as having a salutary, destabilizing effect. She wants to destabilize Dewey. It is entirely consonant with her position, furthermore, that she raises doubts about the bland acceptance of a politics of inclusion. Not only can this become a surreptitious form of discipline and control: it can engender the conformism that Emerson worked so hard to prevent.The book finishes on a more aesthetic note, taking up lines of thought in Dewey's aesthetics but turning this toward the more extravagant elision, in Thoreau, of the functional and the beautiful. The thematization of the aesthetic in this way is, she tries to show, crucial to our (political) world. (shrink)

La dissonance permanente de l’être.L’extension du champ transcendental dans Phénoménologie de la perceptionRépondant aux reproches d’idéalisme subjectif qui hantent la Phénoménologie de la perception depuis sa publication, le présent essai affirme que l’intention deMerleau-Ponty dans ce texte n’est pas de soutenir la primauté ontologique de la conscience constituante transcendantale, mais de restaurer une certaine« épaisseur temporelle » (Merleau-Ponty 1945, 459) à la théorie de la genèse du sens. Dans Le champ phénoménal, Le cogito, et finalement dans certaines des réflexions de (...) Merleau-Ponty sur la peinture, l’enjeu dans sa conception du champ transcendantal n’est pas une nouvelle théorie de la consciencetranscendantale, mais la possibilité de penser les conditions du sens d’une manière qui reconnaît leur extension temporelle. Le résultat est que la réductionphénoménologique ne se résout pas à une série de conditions éternitaires, mais dévoile le champ transcendantal comme la dissonance permanente, temporelle de l’être dans son éclatement expressif : le champ transcendantal n’est donc pas, par conséquent, un λόγος, accordingly, mais un cri.La permanente dissonanza dell’essere.L’estensione del campo trascendentale in Fenomenologia della percezioneRispondendo alle osservazioni critiche riguardo il residuo di idealismo soggettivistico che hanno perseguitato Fenomenologia della percezione fin dalla sua pubblicazione, questo saggio afferma che l’intenzione di Merleau-Ponty in quest’opera non è sostenere il primato ontologico del trascendentale, della coscienza costituente, bensì restituire un certo “spessore temporale” (Merleau-Ponty, Phénoménologie de la perception, 456) alla comprensione della genesi del senso. A partire da Le champ phenomenal, Le cogito, ed infine da alcune riflessioni merleau-pontiane sulla pittura, quello che è in gioco nella presa in conto del campo trascendentale non è una nuova teoria della coscienza trascendentale, ma la possibilità di pensare le condizioni del senso in un modo che ne riconosca l’estensione temporale. Il risultato è che la riduzione fenomenologica non si risolve in una serie di condizioni eternitarie, ma dischiude invece il campo trascendentale come la permanente dissonanza temporale dell’essere nel suo éclatement espressivo: il campo trascendentale, dunque, non è un λόγος, ma un grido. (shrink)

La dissonance permanente de l’être.L’extension du champ transcendental dans Phénoménologie de la perceptionRépondant aux reproches d’idéalisme subjectif qui hantent la Phénoménologie de la perception depuis sa publication, le présent essai affirme que l’intention deMerleau-Ponty dans ce texte n’est pas de soutenir la primauté ontologique de la conscience constituante transcendantale, mais de restaurer une certaine« épaisseur temporelle » (Merleau-Ponty 1945, 459) à la théorie de la genèse du sens. Dans Le champ phénoménal, Le cogito, et finalement dans certaines des réflexions de (...) Merleau-Ponty sur la peinture, l’enjeu dans sa conception du champ transcendantal n’est pas une nouvelle théorie de la consciencetranscendantale, mais la possibilité de penser les conditions du sens d’une manière qui reconnaît leur extension temporelle. Le résultat est que la réductionphénoménologique ne se résout pas à une série de conditions éternitaires, mais dévoile le champ transcendantal comme la dissonance permanente, temporelle de l’être dans son éclatement expressif : le champ transcendantal n’est donc pas, par conséquent, un λόγος, accordingly, mais un cri.La permanente dissonanza dell’essere.L’estensione del campo trascendentale in Fenomenologia della percezioneRispondendo alle osservazioni critiche riguardo il residuo di idealismo soggettivistico che hanno perseguitato Fenomenologia della percezione fin dalla sua pubblicazione, questo saggio afferma che l’intenzione di Merleau-Ponty in quest’opera non è sostenere il primato ontologico del trascendentale, della coscienza costituente, bensì restituire un certo “spessore temporale” (Merleau-Ponty, Phénoménologie de la perception, 456) alla comprensione della genesi del senso. A partire da Le champ phenomenal, Le cogito, ed infine da alcune riflessioni merleau-pontiane sulla pittura, quello che è in gioco nella presa in conto del campo trascendentale non è una nuova teoria della coscienza trascendentale, ma la possibilità di pensare le condizioni del senso in un modo che ne riconosca l’estensione temporale. Il risultato è che la riduzione fenomenologica non si risolve in una serie di condizioni eternitarie, ma dischiude invece il campo trascendentale come la permanente dissonanza temporale dell’essere nel suo éclatement espressivo: il campo trascendentale, dunque, non è un λόγος, ma un grido. (shrink)

El artículo señala las limitaciones de dos tradiciones del liberalismo político en tomo a la cuestión de la justicia distributiva en el contexto latinoamericano. El autor muestra la necesidad de un replanteamiento del concepto de justicia, con el fin de conseguir una base normativa más adecuada para la evaluación y crítica de las formas particulares de distribución actualmente existentes de los bienes sociales.

INTRODUCTION BY NANCY FUMERO What is a translation that stalls comprehension? That, when read, parsed, obfuscates comprehension through any language – English, Portuguese. It is inevitable that readers expect fidelity from translations. That language mirror with a sort of precision that enables the reader to become of another location, condition, to grasp in English in a similar vein as readers of Portuguese might from João Guimarães Rosa’s GRANDE SERTÃO: VEREDAS. There is the expectation that translations enable mobility. That what was (...) written in one language be accessible in another. And that a translator is to serve as a mediator, acting ultimately in service to ideas within the source text. To disperse them. However, this notion of translation is partly antithetical to the ideas in Rosa’s work. Or, alternately, to convey the despair of terrain slipping beneath one’s feet, and to encounter the heightened suspense of magic, the translation, as part of its strategy, cannot devotedly rely on its original language, not as its source text. The work undertaken by Felipe W.Martinez is a new form of translation that risks everything in order to encounter the same treacherous knowing Rosa had traversed. And it takes its risks by not taking risks: by being, almost word for word, a literal translation. This is an approach that reductively converts, as opposed to translates. The idiomatic differences between English and Portuguese are not accented. The syntax is not finessed. Liberties are not assumed on account of improving readability. What stands, resoundingly amid such absences, is the awakened challenge of reading. The genuine peril of not knowing. That is, this translation, one that purports to know nothing, creates access into the guileful world Rosa had created in Portuguese. But not by translating. If anything, GRANDE SERTÃO: VEREDAS is speaking a cosmic language through a linguistic one. And W.Martinez does us the service of recognizing this, as what configures the shapes of words and sentences is not as simple as neologisms, portmanteaus, and digressions, but as terrifying as the path the fool traverses: all paths. As such, this translation doesn’t speak English, just as the original does not speak Portuguese. It is the assemblage of paradox as a new logic that can be navigated, if only one could suspend the comfort of readability, of expectation. If one could descend a mountain in the pitch dark of night, each step shocking the body, unable to acclimate to the unleveled heights. Without a doubt, the translation is incongruous to the Portuguese. Taking a small excerpt to compare: Eh, well, thereafter, the rest the Sir provide: comes the bread, comes the hand, comes the god, comes the dog. What is striking is the interplay between “god” and “dog”. To most English speakers, this anagram is a familiar one. But in Portuguese the words god (“deus”) and dog (“cão”) are not so closely linked. In fact, there is no direct mention of “deus” in Rosa’s text: Eh, pois, empós, o resto o senhor prove: vem o pão, vem a mão, vem o são, vem o cão. Both are fascinating. In Rosa’s excerpt, the rhythm is unmistakable and precise, despite, of course, the indices of hesitation: the commas, the Eh, the uncomfortable way of searching through prolongation and wait. This is the sort of paradox Rosa can engage within a sentence. W.Martinez’s does this as well, at a scale that reverberates beyond the sentence, and with one noticeable addition: deus. What may appear to be an overstep, to add such a weighted word that draws out wordplay but is, nevertheless, not in the source text, is exemplary of risk. The translation buzzes because of it. This is because throughout the text we encounter dogs frequently, as some primal beast on par with humans. The dog is one that masters and can be mastered. A creature that is at times its face, and at others a mask. It is a powerful presence. For the translator to be attuned to the reverent undercurrent attributed to this animal, and create within the translation such charged play in English from what was only an implication in Portuguese, is in tribute to the grand beauty within dissonance. What aberrant modes of writing and translation can teach us most assuredly, is that things, words, are not in states of rightness or wrongness, but of oscillation. This isn’t so different from what Rosa says himself: The Sir look…see: the most important and beautiful, of the world, is this: that the people are not always same, still were not completed — but that they go always shifting. They tune or detune. We find this so readily in W.Martinez’s translation, this tuning and detuning. Nancy Fumero Los Angeles GRAND SERTÃO: VEREDAS BY JOÃO GUIMARÃES ROSA TRANSLATED FROM THE PORTUGUESE BY FELIPE W.MARTINEZ Nonothing. Shots that the Sir heard were man brawling not, God be. Bleach white sights on the tree in the backyard, down in the river. By my right. I do this every day, I like; from the bad of boyhood. Thereof they came to call on me. Case of a calf: a white calf, errorful, eyes of to not be—saw selves—; and with a mask of a dog! They told me; I didn’t want to catch a sight. Same that, by the defects of birth, upturned lips, looked to be a laughing man. Folkface, dogface: they determined—it was the devil. Bananas. Killed it. Do not know who owned it. They came to borrow my guns. I caved. I’ve no power to impose. Oh, sir, you laugh certain laughs…Look: when it’s a true shot, first the dogs begin to bark, instantly—after, then, you see who’s handed death. Sir, endure, this is the Sertão. Some want that it is not: that situated Sertão is in and out of those general fields, they say, end of the road, highlands, the other Urucuia. Toleima. For those of Cortino and of Curvelo, then, isn’t here said Sertão? Ah! That there’s more! To place the Sertão it’s told: it’s where the pastures lack latches; where one can tear off ten, fifteen leagues without running into a houseinhabitant; where criminalousness lives out its christ jesus. Sifted out from the tightening grip of the law. The Urcuia comes from the western mountains. But today, its banks, give all—farmlands of farms, pastures of meadows of good yield, low tides, cultures that go kill for kill, until these virgins there are. The general fields run round. These general fields are without size. Ultimately, whichever one one approves, the Sir knows: bread or breads, it’s a question of heads…the Sertão is everywhere. Of the devi? No comment. Sir ask the dwellers. Falsely I fear they unspeak that name of his—only say: whatsitcalled. Volt! no… Whosoever over avoids it, lives with it. In the sentence of one Aristides—who exists in the first palm grove on the right hand side, called Vereda-of-Cow-Calm-of-Saint-Rita—everyone believes: he can't pass in three designated places: then can be heard the tiny cry, behind, a little voice warning:— "Here I come! Here I come!... "— that is the Capirote, the whatsitcalled... And one Jise Simplicio—who anyone from here will swear he keeps an imp in house, a little satanite, imprisoned and obliged to help in all greedful deeds; reason that Simplicio emprises en route to complete riches. As such, for this they say too that his beast bristles and refuses, denying his banner, unyielding, when he wishes to mount... Superstition. Jise Simplicio and Aristides, continue getting fatter, thence unheard or heard. Still the Sir study: right now, in these days of time, you have people purporting that the devil proper stopped, mid-passage, in Andrequice. A boy out of there, to whom'd appeared, and there lauded that, to get here—normally, by horse, a day-n-half—he was capable of such with only some twenty minutes enough... by coasting the River of Chico by the headwaters! Or, too, who knows—sans offense—will not have been, for example, even yourself the Sir who announced such, when you passed by there, for fun run funny? Thereof, not my given crime, I know that wasn't. And evil I wanted not. Only that one question, in hours, at times, brightens peaceful reason. But, the Sir understand: if such a boy, there was, he wanted to dupe. Because, hey, that, to cut the river off by the springs, would be the same thing as one redoubling in the internals of this our state of ours, costant of a journey of some three months... Then? Whatsitcalled? Dodo. The fantastication. And, the respect of giving him such these names of delicacy, is what it is for one to want to invoke that he form of form, with his presence! Not that is. I, personally, almost that have lost in him the creed, deserving to Deus; is the that to the Sir I say, to pure-secret. I know that it is well established, that it greases our Saintly-Gospels. On occasion, I conversed with a young seminarian, super suitable, conferring in the book of prayers and coated in vestments, with a stick of black-sage in hand—prosed that he went auxilitator to the father, to extract the Cujo, from the body living of an oldwoman, in Waterfalls-of-Bulls, he went with the vicar of Field-Round... I conceive. The Sir not is as I? I didn't believe a single thing. Compadre mine Quelemem describes that that which reveals effect are the low spirits meager, of third, adoing in the worst darkness and with anxieties of connecting selves with the livers—they give support. Compadre mine Quelemem is who much me consoles—Quelemem of Goias. But he has to live far from here, in Jijuja, Vereda of Buriti Dark... Ahrr, I leave myself there, that in enevildemonment or with support—the Sir too must have had known diverse, men, women. As not yes? For me, umpteen I've seen, that I've learned. Ma-Neigh, Blood-o'Other, or Legion-Lips, or Tear-em-Down, Cold-Cutter, or Sissy-Goat, one Treciziano, or Verdigris... or Hermogenes... o'them, pileload. If I could forget so many names... I'm not a man for calming horses! And, same, whom of yes of to be jagunço self enters, yea is for some competence entrant of demonion. Will it not? Will it? From first, I made and mixed, and to think not I thought. I didn't have the deadlines. I lived pulling difficult from difficult, fish alive on griddle: who lives asp'rously, no fantasies. But, now, fete of fate to me comes, and sans little disquietudes, I'm from creaky net. And myself invented in this like, of to speculate ideas. The devil exists and nonexists? I say the saying. Opennouncement. These melancholies. The Sir sees: exists waterfall; and since? But waterfall is gulch of ground, and water so pouring from it, retumbling; the Sir consume that water, or undo that bankment, remainder waterfall any? To live is negotiation much perilous. I explain to the Sir: the devil vigors inside of human, the wrinkles of human— or is the human ruin, or the human of adversess. I free, per se, citizen, is that not has devil notone. Notone!— is the that I say. The Sir approve? Me declares total, frank— is high merit that me make: and to beg might, increased. This case— by rashtravagance that me they see— is of mine certain importance. God grant not was... But, not say that the Sir, awised and instructed, that agrees in people of them?! Not? You I appreciate! Your high opinion composes my value. Yea I knew, waited for it— yea the field! Ah, a we, in oldness, we lack of to have plowing of rest. You I appreciate. Is devil notone. Nor esprit. Never I've seen. Someone ought to see, then was I myself, this your servant. Was I you to tell... Well, the devil regulate his state black, ins creatures, ins womens, ins humans. E'en: ins childrens— I declaim. Since not is said: "boy—trainee of the devil"? And ins thes uses, ins plants, ins waters, in terra, in wind... Manures. …The devil in the street, in the middle of the vortex... Hey? Hey? Ah. Figuration mine, of worse by back, the certain memories. Mal-make me! I suffer pain of to tell not…Meliorate, if chillingly: well, in a ground and with equal format of branches and leaves, not give to cassava-calm, that is eaten common, and the cassava-mad that kills? Now, the Sir yea saw a strangeness? A cassava-sweet can rapidly to turn agonizing— motives not I know, at times is said that is for replanted in the terrain always, with mutations then, of caules—go embittering, of s’much in s’much, of its self takes poisons. And, well look: the other, the cassava-mad, too is that at times can fix calm, the estimate, of is to eat sans notone mal. And what this is? Eh, the Sir yea saw, for to see, the ugliness of hate pleated, facetorqued, on the faces of one cobrarattlesnake? Observed the porker fat, capita day more felicity brute, capable of, could, snort and engulf for its own dirty coziness the world total? And sparrowhawk, blackbird, some, the features of they yea represent the need of cleave for before, rend and shred by beak, appears a knife much fine for ruin I desire. Total. Has even twisted races of stone, horrorous, venomous— that spoil mortal the aquas, if they are buried beneath of well; the devil inside of them sleeps: they are the devil. Is known? And the demon— that is only thus the significance of one mercury malign— have order of to follow the path of him, have license to brag?! Arr, he is variegated in all! What the what wastes, goes spending the devil of inside of the people, by itttybits, is the reasonable to suffer. And the delight of love—compadre mine Quelemem says. Family. Really? Is, and not is. The Sir think and not think. Total is and not is… Almost all more grave criminous ferocity, always is much good husband, good son, good father, and is good-friend-of-your-friends! I know of those. Solo that have the afters— and Deus, joined. I spy many nimbi. But, in veracity, son, too, softens. Look: one called Aleixo, resident a league from Step-of-Sour, in Of-Sand, was the man of major badness calm that yea you saw. Me agreed that near the house of his had a weir, amidst the palms, with traíras, for souls of enormous, desenormous, to the real, that received fame; the Aleixo gave of to eat to them, in hours just, they self accustomed to if assuch of lunacies, in order to gobble, seemed to be fishes instructed. One day, solo for grace rustic, he killed an oldman who by there passed, destitute begging alms. The Sir not doubt—have people, in this bored world, that kill solo in order to see someone make grimace… Eh, well, thereafter, the rest the Sir provide: comes the bread, comes the hand, comes the god, comes the dog. This Aleixo was man afamilied, had children small; they were the love of his, total, absurdity. Gave good, that not even a year there passed, of to killed the oldman poor, and the children of Aleixo there they asickened. Smallepidemic of measles, they said, but complex; they never heal. When, then, they healed. But the eyes of theirs vermillionized high in an inflame of spraining to rebellion; and nexthing— the that not I know is if they went of at once, or one later and later other and other— they remained blind. Blind, sans remission of one sweet of light of this Ours! The Sir imagine: stairset— three boys and one girl— all blind. Sans remediable. The Aleixo not lost the judgment, but he changed; ah, mutated complete— now lives of band of Deus, sweating to be good and charitous in all his hours of night and of day. Appears even that he fixed the felicity, that before not was. He himself says he was a man of luck, because Deus wanted to have pity of him, to transform for there the route of his soul. That I heard, and me it gave rage. Reason of the children. If being castigated, what culpa of the let-there-bes of Aleixo those little children had?! Compadre mine Quelemem reproved my uncertainties. That, for certain, inother life returnaound, the children too had been the most wicked, of the mass and part of the father, demons of the same kettle of place. Sir the what thinks? And the oldman, assassinated? — I know the Sir goes to discuss. Well, too. In order that he had a sin of crime, in the body, by to pay. If the people— conforming compadre mine Quelemem is who says— if the people turn to to incarnate renovated, I contemplate even that enemy of death can come as son of the enemy. Look see: if to myself I say, has a subject Pedro Pindo, neighbor of here more six leagues, man of good for all in all, he and the woman of his, always been good, of goodness. They have a son of some ten years called Valtei—name modern, is the that the population of here now appreciates, the Sir knows. Well this-little-thing, thislet, since that some understanding illuminated in him, deed demonstrated the that is: petition stepfather, acid burner, likeful of ruin of inside of the profundity of the species of its nature. In which that torments, to the slowly, of all beasts or raisinglings little that quarrel; one time he found a creole woman hooched foolish sleeping, he arranged a shard of bottle, lashed at three points on the stern of the legs of hers. The what this boy drooled seeing, is bleeding hen or to knife pig.— “I enjoy of to kill…”— one occasion he teeny me told. He opened in me a fright; because: birdy that self leans over— the flight yea is ready! Well the Sir oversee: the pa, Pedro Pindo, mode of to correct this, and the ma, they give in him, misery and mast—they cast the boy sans to eat, they tied to trees in the yard, he nude, unplumed, even in June cold, they tilled the bittybody of his with the trammel and with the goblet, after they cleansed the skin of the sanguine, with bottle gourd brine. The people know, spy, fix wasted. The boy yea relowered of thinness, the eyes entering, caress of bones, enskulled, and tuberculated, the time total hacking, coughness of the that draw parched pectorals. Arr, that now, visible, the Pindo and the woman self habituated of on him hit, of little bit in little they were creating in this a pleasure ugly of diversion— as they regulate the canings in hours certain comfortable, until they call people to see the example good. I think that boy not endure, yea there is in the ta-da, not arrive for the lent to come… Ooee-ooee, then?! Not being as compadre mine Quelemem to want, that explication is that the Sir bestowed? That boy had to be a man. He should, in swing, terrible perversities. Soul of his was in the pitch. Demonstrated. And, now, paid. Ah, but, happens, when he’s crying and paining, he suffers equal that as was as a boy good… Bird, I saw all, in this world! Yea I saw even horse with hiccups… —the that the thing most costous that is. Good, but the Sir may say, should of: and in the start— for offenses and arts, the people— as for that was that s’much amended was started? Ey, ey, ey all collided. Compadre mine Quelemem, too. Am solo a sertanite, in these high ideas I navigate mal. Am much poor poor-thing. Envy my pedigree and of ones conform the Sir, with total reading and doctoration. Not is that I be illiterate. I spelt, years and middle, midly speller, memory and palmer. I had master, Master Lucas, in the Curralinho, he memorized grammar, the operations, rule-of-three, even geography and study patria. On leaves great of paper, with caprice I traced handsome maps. Ah, not is for to speak: but, since of the start, me they thought sophisticated of side. And that I merited of to go to course latin, in Lesson Waterlily—that too they said. Time nostalgic! Going today, I appreciate a good book, despaced. On the farm The Lilittlelemon, of one mine friend Vito Soziano, so sign of this almanac thick, of logoglyphs and conundrums and other divided matters, all year come. In s’much, I place primacy is in the reading advantageous, life of saints, virtues and examples— missionary astute engambling the Indians, or Saint Francis of Assis, Saint Anthony, Saint Gerald… I like much of moral. To ratiocinate, exhort the others for the good way, to acounsel to just. Mine woman, that the Sir knows, vigils for me: much prayer. She is a blessable. Compadre mine Quelemem always says that I may to aquiet my fears on conscience, that being well-attended, terrible good-esprits me protect. Eep! With like… As is of saint effect, I help with mine to want to accredit. But not even always can I. The Sir knew: I total the mine life I thought for me, lining, I am born different. I am and I same. I divert of total the world… I almost that nothing not I know. But I disconfide of many things. The Sir, conceding, I say: in order to think long, I am dog master— the Sir loose in mine front an idea ease and I research that by profundity of total the backwoods, amen! Look: the should of to have, was of so reunited-selves the wise, politicos, constitutions graded, closed the definitive the notion— to proclaim for one time, art assemblies, that not have devil notone, not exists, not possible. Valor of law! Solo assuch, they gave tranquility good to the people. Because the government not cares?! Ah, I know that not is possible. Not me settled the Sir for philistine. One this is to place ideas arranged, other is to deal with country of people, of flesh and sanguine, of thousand-and-many miseries… S’many people—gives scare of to know—and notone so calms: All nascenting, crescendoing, so wedding, wanting collocation of employment, consumables, health, abundance, to be important, wanting rain and affairs good… Of luck that lacks of so to choose: or we t’weave of to live in the salacious common, or care solo of religion solo. I could to be: father clergyman, if not chief of jagunços; for other things not was I birthed. But mine oldness yea principaled I erred of total account. And the rheumatism… There as whom says: in the primers. Ahem. Hey? Hey? The that more I think, I testify and explain: all-the-world is mad. The Sir, I, we, the people all. For this is that so lacks principally of religion: in order to desendodorize, to disdodoate. Pray is that heals of lunacy. In the general. This is that is the salvation-of-the-soul…Much religion your servant! I here, not I lose occasion of religion. I profit of all. I drink water of all rivers… One solo, for me is little, maybe not me arrives. I pray christian, catholic, I burrow the certain; and I accept the prayers of compadre mine Quelemem, doctrine of he, of Kardec. But, when I can, I go in the Mindubim, where one Matias is believer, methodist: the people so accuse of sinner, reads high the bible, and why, singing hymns beautiful of his. Total me quiets, me suspends. Whatever small shade me refreshes. But is solo much provisory. I wanted to pray— the time total. Many people not me approve, they think that law of Deus is privileges, invariable. And I! Doof! I Detest! The what I am? — the what I do, that want, much curia. And in face of total I face, executed. I? —not I trammel. Look: I have a black girl, Maria Leoncia, long from here not she lives, the prayers of her afame much virtue of power. Well to her I pay, every month— ordering of to pray for me one third, every saint day, and, on the Sundays, a rosary. Value, so values. Mine woman not sees mal in this. And I am, yea mandated word for an other, of the voyage-voyage, a Izina Calanga, in order to come here, I heard of that prayer too with grand mermermerits, I go to effect with she treatment equal. I want handful of those, me defending in Deus, reunited of me in volta… Cuts of Christ! To live is much perilous… To want the good with too much force, of incertain way, can yea to be being so wanting the mal, per to initiate. These humans! All they pull the world for itself, for the to concert amended. But capita one solo sees and understands the things of one his world. Amountain, the most supro, most serious was Mediero Vaz. That one man ancient… his Joaozy Ben-Ben, the most brave of all, no-one never can decipher how he by inside consisted. Joca Ramiro— grand man prince!— was politico. Zé Bebelo wanted to be politico, but had and not had luck: fox that lingered. So Candelario so demonized, by to think that was with illness mal. Titao Passos was the by the appreciation of friends: solo per via of them, of his same amities, were that such high so ajagunçoed. Antonio Do— severe bandit. But by half, grand majority half that be. Andalecio, in the profound, a good man-of-good, being raving in his total justice. Ricardao, same, wanted was to be rich in peace: for this he warred. Solo the Hermogenes was that born formed tiger, and assassinite. And the “Ofidios White”? Ah, not me speak. Ah this… joyless mischeivious, that was— that was a poor boy of the destiny… So good, congruous. The Sir heard, I you told: the ruin with the ruin, they terminate by the spine-bushes so to crack— Deus awaits that spendance. Boy!: Deus is patience. The contrary, is the devil. So consumes. The Sir file knife on knife— and file— that so they scrape. Even the rocks of the profound, one of in the other, they go-so aroundabounding even, that the rivulet rolls. Per enquantity, that I think, total as hath, in this world, is because so merits and lacks. Afterly precise. Deus not so reports with rifle, not garrotes the regulation. For what? Quit: goof with goof—one day, some illumination and learn: smart. Solo that, at times, for most auxiliar, Deus begets, in the middle, a pinch of pepper… Therebe? Well, for example: some time, I went of train, there in Seven-Lagoons, for parts of to consult a medical, of name me indicated. He went vested well, and in car of first, by via of the doubts, not me they shadowed for jagunço ancient. It goes and happens, that, close same of me, enfront, he took aseat, returning from the wild North, a mac Jazevedao, delegate professionale. Came with a capanga of his, an undercover, and I well knew the two, of that s’much a was ruin, as the other ruin was. The veracity to say, first I had the strict of me to surpasss for one lonng, to mutate of my place. Judgement me told, meliorate stay. Well, looking, I looked. And— you I tell: never I saw face of man furnished of brutez or malady more, of the them in that. As that was ogre, trussed of thickset, relustered of crude in the eyes small, and armed a chin of stone, toweringbrow; not of mid nor forehead. Not laughed, not so laughed not even one time; but, speaking or silent, the people appeared always to him some teeth, prey pointed of canids. Arr, and blustered, an ittybit. Solo growled curt, low, the mid-words grizzled. He came relooking, historicizing the documents— one by one the leaves with portraits and with the blacks of the digits of jagunços, lifters of horses and criminouses of death. That application of work, in one thing of those, generated the ire in the people. The undercover, busybodyguard, total close, seated joined, attending, excelling of to be dog. Me made a dread, but solo in the goof of the corpus, not in the intern of the courages. One hour, one of those reports fell— and I bent quickly, I knew there precisely by why, not I wanted, not I thought— even today I raise shame of this— I picked the paper of the ground, and delivered to him. Thereof, I say: I had more rage, because I did that; but there yea it was done. The man not even me looked, not even said notone thankfulment. Event he soles of the shoes of his— solo looking— that soles rough thick, bent of enormous, appearing iron bronzed. Because I knew: This Jazevedao, when he apprehended someone, the primary quiet thing that proceeded was that he came entering, sans to have to to say, feigning some hurry, and go stepping on the top of the feet of the poorthings. And that on these occasions he gave laughters, gave… Well, geck! I delivered to him the leaf of paper, and went leaving of there, by to have hand on me of not to destroy by shots that subject. Meat that much they weigh… And umbilicated beginning of belly pot bellied, that me created will… With my lightness, joyful that I’d kill. But, the barbarities that this delegate made and happened, the Sir not even has callus in heart to be able me to hear. He achieved of many men and women to cry blood, for the simple universolo ours here. Sertão. The Sir knows: sertão is where mandates who is strong, with the guile. And bullet is a tidbit of metal… S’much, I say: Jazevedao— one assuch, should of to have, needed? Ah, need. Leather ruined is that calls goad of point. That there be that, after— business particular of he— in the life or in the other, each Jazevedao, accomplished the that he has, desclimbs in his time of pain, too, until to pay the that he gave— compadre mine Quelemem is there, in order to fiscalize. The Sir knows: the peril that is to live… But solo of the mode, of these, by ugly instrument, was that the jagunsaga so finished. Sir thinks that Antonio Do or Olivino Oliviano were going to fix goodies by pure spelling of itself, or by begging of the infelicitous, or by always to hear sermon of father? You I think! In the aims… Of jagunço comported active in order so to repent in the middle of his jagunsagas, solo I lay of one: called Joe Cazuzo— was in smashing of one shotshow, for on the summit of the place Sierra New, district of river rusted, on the stream Traçadal. We made mal minority small, and they closed in order summit of us the personnel of one Coronel Adalvino, forted politico, with many soldiers uniformed in the center, commanding of the Lieutenant Epiphany Helm, that after fixed captain. We lasted hour more hour, and yea gave almost of encircled. There, of misslip, that Joe Cazuzo— man much valiant— so kneeled turned on the ground of the thick, lifted the arms that not even shoots of Jatoba dry, and solo yell, howl clear and howl deaf:— “I saw the Virgin Ours, in the resplendor of the Heavens, with her children of angels!... ” He screamed not touched. — “I saw the Virgin!... ” He ensouled? We desequaled. Bolt for my horse—that I thought— I leaped in mal seat, noteven I knew in which rupture-time I unfastened the halter, of tied up it foot of timber. I flew, arrived. Bullet come. The pasture roared. In the brush, the fear of the people so goes to the whole, one fear intentional. I could to lash out, fated burro brute, giv-that, giv-that. Some two or three bullets so drovein the pad of the mine saddle, they perforated of to tear away almost much the kapok of the filling. Horse trembled in pro, in middle of gallop, I know: thinks in the owner. I not fit of to be more well shrunken. Bulleted came to the sack that I had on the back, with few mine things. And other, of fusil, in ricochet decreed, heated my thigh, sans me wound, the Sir see: bullet does the what to want—so pierced impressed, between in me and the harness! Times crazy… Burumbum!: the horse so kneeled in the fall, dead perhaps, and I yea falling for front, embraced in foliage full, branched and linias, that me swayed and skewered, done I was pendulating in web of spider… Whither? I traversed that life total… Of fear of anxiety, I ruptured to read with mine corpus that forest, I know there — and me fell world below, rolled for the hollow of a grotto closed of shrubs, always me grasped— rolled same assuch: after: after, when I saw mine hands, total on they that not was withdrawn sanguine, was smeared green, on the digits, of leaves living that I pulled and mashed… I landed on the sedge of the profound— and a beast dark gave a releap, with a sneeze, too mad of fright: that was a papa-mel, that I descried; in order to flee, this is solely. Bigger being I, me doused mine overcoat; I spigotted total. And of one bit of thought: if that beast irara lying there then there not had cobra. I took the place of his. Existed cobra notone. I could me to lose. I was solo spineless, softness, but that not deadened, inside, the collisions of the heart. I gasped. I conceived that they came, me kill. Not even did mal, me mattered not. Assuch, some moments, at least I guarded the license of term in order me to rest. Conforming I thought in Diadorim. Solo I thought was in he. One joão-congo sang. I wanted to die thinking in my friend Diadorim, hand-o-bro, who was on the Sierra of WoodO’Bow, almost on the border baiana, with our other half of the so-candelarios… With my friend Diadorim me embraced, sentiment my went-flew right for he… Ay, arr, but: that this mine mouth not has order notone. I am accounting outside, things divagated. In the Sir me confide? Til-that, til-that. Say the angel-of-the-guard… But, conforming I came: after so knew, that same the soldiers of the Lieutenant and the goats of Coronel Adalvino remitted of to respect the blast of that Joe Cazuzo. And that this ended being the man most pacificious of the world, fabricator of oil and sacristan, in the Saint Sundays White. Times! For total, cleaned revelation, I fix thinking. I like. Meliorate, for the idea if well to open, is travelling in train-of-iron. Could, lived to top and to bottom, inside of it. Information that I ask: same in the Heavens, end of end, how is that the soul wins so to forget s’much sufferments and maladies, in the received and in the given? The how? The Sir knows: are things of hideous ofmuch, have. Pain of corpus and pain of idea mark forted, that forted as the total love and rage of hate. Goes, sea… Of luck that, then, the Firmiano, by appellationed Louse-of-Snake, so leoprosized with the leg disconformed, thickening, of that disease that not so cures; and not discern almost more, constant the branchials in the eyes, of the cataracts. Of before, years, had to of so disarray of the jagunsaga. Well, one occasion, some was on the ranch of his, on the High Jeuitai, after accounted—that, turns time, comes subject, he would say: “Me give yearning is of to seize a soldier, and such, for one good flay, with knife blind… But, first, to castrate…” The Sir conceive? Who has more dose of demon in self is Indian, any race of brusque. Folk see nation ofthese, for there profound of the generals of Goias, theofwhere has vagarous grand rivers, of aquas always so clear pleasantly, running of down crystal rosed… Louse-of-Snake gave of sanguine of heathen. Sir me will say: but that he pronounced that out of mouth, manner of to represent that yet not was old decadent. Opus of to oppose, for fear of to be tame, and cause in order so to see respected. Total listened for such rule: palavered of ruins, for more so valued, because we to the environs is hard durability. The worst, but, is that they finish, through the same ford, given of one day to execute the declared, in the real. I saw s’much crudity! Pain not pays to account; if I go, I collide. And me dedrip, three that me sicken, this total. Me convokes that the personnel, today in day, is good of heart. This is, good in the trivial. Malices wildwants, and perversities, always have some, but scarcities. Generation mine, true, was not assuch. Ah, goes to turn a time, in which not is used more to kill people… I yea am old. Good, I was saying: question, this that me excavates… Ah, I formed that question, for compadre mine Quelemem. That me responded: that, for close to heaven, we so amplified so, that total the uglies past so exhaled of not to be—fated sans-modus from time of youngster, mal-arts. As we not lack of to have remorse of the which divulged in the pulsation of his nightmares of one night. Assuch that: fleeced-so, flourished-so! Ahem. For this said, is that the journey to the Heavens is delayed. I confide with compadre mine Quelemem, the Sir knows: reason of creed same that has—that, for total the mal, that so does, one day so repays, the exact. Subject assuch rises three times, in ante of to want to facilitate in any minutia reprehensible… Compadre mine Quelemem never speaks vacant, not subtreats. Solo that this to he not I go to expose. We never should have to declare that accept entire the alien—that is what is the rule of the king! The Sir look…see: the most important and beautiful, of the world, is this: that the people are not always same, still were not completed — but that they go always shifting. They tune or detune. Truth major. Is the that the life me taught. This that me animates, mound. And, other thing: the devil and the brutes; but Deus is treacherous! Ah, a beauty of treacherous— gives like! The force of his, when he wants— boy!— me gives the fear dread! Deus comes coming: no one not sees. He does in the law of gentle— assuch is the miracle. And Deus attacks beautiful, so amusing, so economizes. The well: one day in a tannery, the little knife mine I had dropped inside of a tank, solo soup of bark of tan, stryphnodendron adstringens, angico, there I know. —“Tomorrow I try…”— I said, withmyself. Because it was of night, light notone I not disputed. Ah, then, I found: on the other day, early, the knife, the iron of it, had been gnawed, almost by half, by that aqua dark, total quiet. I left, for more to see. Crack, fuse! Know the what was? Well, in that same of afternoon, there: of the little knife solo so found the handle… The handle, for not to be of cold metal, but of horn of deer. There is: Deus… Good, the Sir heard knows, the that knows me understands… We sum, not think that religion fractures. Sir think the contrary. Visible that, those other times, I painted—belief that the neoglaziovia variegata lifts the flower. Ah, good my joy… Boyhood. But boyhood is task for more later so to deny. Too, I of that of to think in vague in s’much, lost mine hand-of-man for the management hot, in the middle of all. But, today, that I ratiocinated, and think the endeavor, not nor for this not I give for low my competence, in a fire-and-iron. The to see. Would approach would come here with war on me, with bad parts, with other laws, or with excessive looks, and I even draw to ignite this zone, ay, if, if! Is in the mouth of the blunderbuss: is in the rete-te-tem… And lonelyonly not I am, there-of-the. For not this, I was I placed encircle my mine people. Look the Sir: here, close, vereda below, the Paspe — cropper my — is mine. More league, if that, have the Herpetotheres, and have the compadre Ciril, him and three children, I know that they serve. Band of that hand, the Alaripe: knew the Sir the that is that so boasts, in rifleation and by the knife, one cearense did this! After more: the João Innatal, the Quipes, Lophiosilurus-of-claws. And the Fafafa— this gave fights high, all side with me, in the combat old of the Anteater-such: we cleaned the wind of whom not had order of to respirate, and ante these we desencompassed… The Fafafa has a mass of mares. He raises horses good. Even a little more distant, on the ped-of-sierra, of band mine was the Sesfred, Jesualdo, the Nelson, and João Concliz. Some others. The Triol… And not I go valuing? I leave terra with them, of theirs the what is mine is, we close that we not even brothers. For what I want to gather richness? They are there, of arms aireated. Enemy to come, we cross called, gathering: is hour of one good shotshowerment in peace, they exp’riment to see. I say this to the Sir, of confidence. Too, not go to think in double. We want is to work, propose tranquility. Of me, person, I live for mine woman, that total mode-meliorate merits, and for the devotion. Well-to want of mine woman was that me assisted, prayers of hers, graces. Love comes of love. I say. In Diadorim, I think too— but Diadorim is the mine nebulina… Now, well: not I wanted to touch on this more— of the Tineaous; arrive. But has a nevertheless: I ask: the Sir believe, think trust of truth in that parlance, of with the demon so to able to deal with pact? No, no is no? I knew that not there. I spoke of favas. But I like of total good confirmation. To vend you proper soul… Inventionate false! And, soul, the what is? Soul of has to be thing internal supremed, much more of the of inside, and is solo, of the that one if thought: ah, soul sheer! Decision of to vend soul is fearless moll, fantasied of moment, has not the obedience legal. Can I to vend those good terras, thereof of between the Veredas-Four— that are of one Mr. Admiral, who resides in the capital federal? Can I some? Then, if one boy boy is, and for this not so authorizes of to negotiate… And we, this I know, at times is solo fated boy. Mal that in mine life I prepared, I was in a certain infancy in dreams — total runs and arrives so swift —; will be that if hath flame of responsibilities? If dream; yea so did… I gave rapadura to the chump! Ahem. Well. If his soul, and has, it is of Deus established, not even that the person want or not want. Not is vendible. The Sir not thinks? Me declare, frank, I beg. Ah, you I appreciate. You so see that the Sir knows much, in idea firm, beyond of to have letter of doctor. You I appreciate, for much. Your company me gives high pleasures. In terms, I liked that I would live here, or close, was a help. Here not so has conviviation that to instruct. Sertão. Knows the Sir: sertão is where the thought of the people so forms more forted of the than power of the place. To live is much perilous… Eh, that you so go? Yeayea? Is that not. Today, no. Tomorrow, no. Not I consense. The Sir me forgive, but in endeavor of mine friendship accept: the Sir stay. After fifth of-morning-early, the Sir wanting to go, then goes, same me leaves feeling your absence. But, today or tomorrow, no. Visit, here in house, with me, is for three days! But, the Sir really intends to trespass the field this sea of territotires, for sortment of to confer the what exists? You have your motives. Now— I say for me — the Sir comes, came late, Times were, the customs mutate. Almost that, of legitimate loyal, little surplus, not even no excess more nothing. The bands good of valientoughs they reparted their end; many who were jagunço, by ouch pain, beg alms. Same as the herdsmen they doubt of to come in the commerce vested of clothes entire of leather, they think that garb of jerkin is ugly and boor. And even the herd in the shrubbed pasture goes waning less mad, more educated: casted of zebu, dissee with the rest of corralers and captiveborns. Always, in the generals is to the poverty, to the sadness. A sadness that even gladdens. But, then, for a crop reasonable of bizzarancies, I recounsel of the Sir to entest journey more dilated. Not were my desmight, by acids and rheumatism, there I went. I guided the Sir till total. March 2013 San Diego, CA ORIGINAL TEXT NONADA. TIROS QUE O SENHOR ouviu foram de briga de homem não, Deus esteja. Alvejei mira em árvores no quintal, no baixo do córrego. Por meu acerto. Todo dia isso faço, gosto; desde mal em minha mocidade. Daí, vieram me chamar. Causa dumbezerro: um bezerro branco, erroso, os olhos de nem ser – se viu –; e com máscara de cachorro. Me disseram; eu não quis avistar. Mesmo que, por defeito como nasceu, arrebitado de beiços, esse figurava rindo feito pessoa. Cara de gente, cara de cão: determinaram – era o demo. Povo prascóvio. Mataram. Dono dele nem sei quem for. Vieram emprestar minhas armas, cedi. Não tenho abusões. O senhor ri certas risadas... Olhe: quando é tiro de verdade, primeiro a cachorrada pega a latir, instantaneamente – depois, então, se vai ver se deu mortos. O senhor tolere, isto é o sertão. Uns querem que não seja: que situado sertão é por os campos-gerais a fora a dentro, eles dizem, fim de rumo, terras altas, demais do Urucuia. Toleima. Para os de Corinto e do Curvelo, então, o aqui não é dito sertão? Ah, que tem maior! Lugar sertão se divulga: é onde os pastos carecem de fechos; onde um pode torar dez, quinze léguas, sem topar com casa de morador; e onde criminoso vive seu cristo-jesus, arredado do arrocho de autoridade. O Urucuia vem dos montões oestes. Mas, hoje, que na beira dele, tudo dá – fazendões de fazendas, almargem de vargens de bom render, as vazantes; culturas que vão de mata em mata, madeiras de grossura, até ainda virgens dessas lá há. O gerais corre em volta. Esses gerais são sem tamanho. Enfim, cada um o que quer aprova, o senhor sabe: pão ou pães, é questão de opiniães... O sertão está em toda a parte. Do demo? Não gloso. Senhor pergunte aos moradores. Em falso receio, desfalam no nome dele – dizem só: o Que-Diga. Vote! não... Quem muito se evita, se convive. Sentença num Aristides – o que existe no buritizal primeiro desta minha mão direita, chamado a Vereda-da-Vaca-Mansa-deSanta-Rita – todo o mundo crê: ele não pode passar em três lugares, designados: porque então a gente escuta um chorinho, atrás, e uma vozinha que avisando: – “Eu já vou! Eu já vou!...” – que é o capiroto, o que-diga... E um José Simpilício – quem qualquer daqui jura ele tem um capeta em casa, miúdo satanazim, preso obrigado a ajudar em toda ganância que executa; razão que o Simpilício se empresa em vias de completar de rico. Apre, por isso dizem também que a besta pra ele rupeia, nega de banda, não deixando, quando ele quer amontar... Superstição. José Simpilício e Aristides, mesmo estão se engordando, de assim nãoouvir ou ouvir. Ainda o senhor estude: agora mesmo, nestes dias de época, tem gente porfalando que o Diabo próprio parou, de passagem, no Andrequicé. Um Moço de fora, teria aparecido, e lá se louvou que, para aqui vir – normal, a cavalo, dum dia-e-meio – ele era capaz que só com uns vinte minutos bastava... porque costeava o Rio do Chico pelas cabeceiras! Ou, também, quem sabe – sem ofensas – não terá sido, por um exemplo, até mesmo o senhor quem se anunciou assim, quando passou por lá, por prazido divertimento engraçado? Há-de, não me dê crime, sei que não foi. E mal eu não quis. Só que uma pergunta, em hora, às vezes, clareia razão de paz. Mas, o senhor entenda: o tal moço, se há, quis mangar. Pois, hem, que, despontar o Rio pelas nascentes, será a mesma coisa que um se redobrar nos internos deste nosso Estado nosso, custante viagem de uns três meses... Então? Que-Diga? Doideira. A fantasiação. E, o respeito de dar a ele assim esses nomes de rebuço, é que é mesmo um querer invocar que ele forme forma, com as presenças! Não seja. Eu, pessoalmente, quase que já perdi nele a crença, mercês a Deus; é o que ao senhor lhe digo, à puridade. Sei que é bem estabelecido, que grassa nos Santos- Evangelhos. Em ocasião, conversei com um rapaz seminarista, muito condizente, conferindo no livro de rezas e revestido de paramenta, com uma vara de maria-preta na mão – proseou que ia adjutorar o padre, para extraírem o Cujo, do corpo vivo de uma velha, na Cachoeira-dos-Bois, ele ia com o vigário do Campo-Redondo... Me concebo. O senhor não é como eu? Não acreditei patavim. Compadre meu Quelemém descreve que o que revela efeito são os baixos espíritos descarnados, de terceira, fuzuando nas piores trevas e com ânsias de se travarem com os viventes – dão encosto. Compadre meu Quelemém é quem muito me consola – Quelemém de Góis. Mas ele tem de morar longe daqui, na Jijujã, Vereda do Buriti Pardo... Arres, me deixe lá, que – em endemoninhamento ou com encosto – o senhor mesmo deverá de ter conhecido diversos, homens, mulheres. Pois não sim? Por mim, tantos vi, que aprendi. Rincha- Mãe, Sangued’Outro, o Muitos-Beiços, o Rasgaem-Baixo, Faca-Fria, o Fancho-Bode, um Treciziano, o Azinhavre... o Hermógenes... Deles, punhadão. Se eu pudesse esquecer tantos nomes... Não sou amansador de cavalos! E, mesmo, quem de si de ser jagunço se entrete, já é por alguma competência entrante do demônio. Será não? Será? De primeiro, eu fazia e mexia, e pensar não pensava. Não possuía os prazos. Vivi puxando difícil de dificel, peixe vivo no moquém: quem mói no asp’ro, não fantaseia. Mas, agora, feita a folga que me vem, e sem pequenos dessossegos, estou de range rede. E me inventei neste gosto, de especular idéia. O diabo existe e não existe? Dou o dito. Abrenúncio. Essas melancolias. O senhor vê: existe cachoeira; e pois? Mas cachoeira é barranco de chão, e água se caindo por ele, retombando; o senhor consome essa água, ou desfaz o barranco, sobra cachoeira alguma? Viver é negócio muito perigoso... Explico ao senhor: o diabo vige dentro do homem, os crespos do homem – ou é o homem arruinado, ou o homem dos avessos. Solto, por si, cidadão, é que não tem diabo nenhum. Nenhum! – é o que digo. O senhor aprova? Me declare tudo, franco – é alta mercê que me faz: e pedir posso, encarecido. Este caso – por estúrdio que me vejam – é de minha certa importância. Tomara não fosse... Mas, não diga que o senhor, assisado e instruído, que acredita na pessoa dele?! Não? Lhe agradeço! Sua alta opinião compõe minha valia. Já sabia, esperava por ela-já o campo! Ah, a gente, na velhice, carece de ter sua aragem de descanso. Lhe agradeço. Tem diabo nenhum. Nem espírito. Nunca vi. Alguém devia de ver, então era eu mesmo, este vosso servidor. Fosse lhe contar... Bem, o diabo regula seu estado preto, nas criaturas, nas mulheres, nos homens. Até: nas crianças – eu digo. Pois não é ditado: “menino – trem do diabo”? E nos usos, nas plantas, nas águas, na terra, no vento... Estrumes. ... O diabo na rua, no meio do redemunho... Hem? Hem? Ah. Figuração minha, de pior pra trás, as certas lembranças. Mal hajame! Sofro pena de contar não... Melhor, se arrepare: pois, num chão, e com igual formato de ramos e folhas, não dá a mandioca mansa, que se come comum, e a mandioca-brava, que mata? Agora, o senhor já viu uma estranhez? A mandioca-doce pode de repente virar azangada – motivos não sei; às vezes se diz que é por replantada no terreno sempre, com mudas seguidas, de manaíbas – vai em amargando, de tanto em tanto, de si mesma toma peçonhas. E, ora veja: a outra, a mandiocabrava, também é que às vezes pode ficar mansa, a esmo, de se comer sem nenhum mal. E que isso é? Eh, o senhor já viu, por ver, a feiúra de ódio franzido, carantonho, nas faces duma cobra cascavel? Observou o porco gordo, cada dia mais feliz bruto, capaz de, pudesse, roncar e engolir por sua suja comodidade o mundo todo? E gavião, corvo, alguns, as feições deles já representam a precisão de talhar para adiante, rasgar e estraçalhar a bico, parece uma quicé muito afiada por ruim desejo. Tudo. Tem até tortas raças de pedras, horrorosas, venenosas – que estragam mortal a água, se estão jazendo em fundo de poço; o diabo dentro delas dorme: são o demo. Se sabe? E o demo – que é só assim o significado dum azougue maligno – tem ordem de seguir o caminho dele, tem licença para campear?! Arre, ele está misturado em tudo. Que o que gasta, vai gastando o diabo de dentro da gente, aos pouquinhos, é o razoável sofrer. E a alegria de amor – compadre meu Quelemém, diz. Família. Deveras? É, e não é. O senhor ache e não ache. Tudo é e não é... Quase todo mais grave criminoso feroz, sempre é muito bom marido, bom filho, bom pai, e é bom amigo-de-seus-amigos! Sei desses. Só que tem os depois – e Deus, junto. Vi muitas nuvens. Mas, em verdade, filho, também, abranda. Olhe: um chamado Aleixo, residente a légua do Passo do Pubo, no da-Areia, era o homem de maiores ruindades calmas que já se viu. Me agradou que perto da casa dele tinha um açudinho, entre as palmeiras, com traíras, pra-almas de enormes, desenormes, ao real, que receberam fama; o Aleixo dava de comer a elas, em horas justas, elas se acostumaram a se assim das locas, para papar, semelhavam ser peixes ensinados. Um dia, só por graça rústica, ele matou um velhinho que por lá passou, desvalido rogando esmola. O senhor não duvide – tem gente, neste aborrecido mundo, que matam só para ver alguém fazer careta... Eh, pois, empós, o resto o senhor prove: vem o pão, vem a mão, vem o são, vem o cão. Esse Aleixo era homem afamilhado, tinha filhos pequenos; aqueles eram o amor dele, todo, despropósito. Dê bem, que não nem um ano estava passado, de se matar o velhinho pobre, e os meninos do Aleixo aí adoeceram. Andaço de sarampão, se disse, mas complicado; eles nunca saravam. Quando, então, sararam. Mas os olhos deles vermelhavam altos, numa inflama de sapiranga à rebelde; e susseguinte – o que não sei é se foram todos duma vez, ou um logo e logo outro e outro – eles restaram cegos. Cegos, sem remissão dum favinho de luz dessa nossa! O senhor imagine: uma escadinha – três meninos e uma menina – todos cegados. Sem remediável. O Aleixo não perdeu o juizo; mas mudou: ah, demudou completo – agora vive da banda de Deus, suando para ser bom e caridoso em todas suas horas da noite e do dia. Parece até que ficou o feliz, que antes não era. Ele mesmo diz que foi um homem de sorte, porque Deus quis ter pena dele, transformar para lá o rumo de sua alma. Isso eu ouvi, e me deu raiva. Razão das crianças. Se sendo castigo, que culpa das hajas do Aleixo aqueles meninozinhos tinham?! Compadre meu Quelemém reprovou minhas incertezas. Que, por certo, noutra vida revirada, os meninos também tinham sido os mais malvados, da massa e peça do pai, demônios do mesmo caldeirão de lugar. Senhor o que acha? E o velhinho assassinado? – eu sei que o senhor vai discutir. Pois, também. Em ordem que ele tinha um pecado de crime, no corpo, por pagar. Se a gente – conforme compadre meu Quelemém é quem diz – se a gente torna a encarnar renovado, eu cismo até que inimigo de morte pode vir como filho do inimigo. Mire veja: se me digo, tem um sujeito Pedro Pindó, vizinho daqui mais seis léguas, homem de bem por tudo em tudo, ele e a mulher dele, sempre sidos bons, de bem. Eles têm um filho duns dez anos, chamado Valtei – nome moderno, é o que o povo daqui agora apreceia, o senhor sabe. Pois essezinho, essezim, desde que algum entendimento alumiou nele, feito mostrou o que é: pedido madrasto, azedo queimador, gostoso de ruim de dentro do fundo das espécies de sua natureza. Em qual que judia, ao devagar, de todo bicho ou criaçãozinha pequena que pega; uma vez, encontrou uma crioula bentabêbada dormindo, arranjou um caco de garrafa, lanhou em três pontos a popa da perna dela. O que esse menino babeja vendo, é sangrarem galinha ou esfaquear porco. – “Eu gosto de matar...” – uma ocasião ele pequenino me disse. Abriu em mim um susto; porque: passarinho que se debruça – o vôo já está pronto! Pois, o senhor vigie: o pai, Pedro Pindó, modo de corrigir isso, e a mãe, dão nele, de miséria e mastro – botam o menino sem comer, amarram em árvores no terreiro, ele nu nuelo, mesmo em junho frio, lavram o corpinho dele na peia e na taca, depois limpam a pele do sangue, com cuia de salmoura. A gente sabe, espia, fica gasturado. O menino já rebaixou de magreza, os olhos entrando, carinha de ossos, encaveirada, e entisicou, o tempo todo tosse, tossura da que puxa secos peitos. Arre, que agora, visível, o Pindó e a mulher se habituaram de nele bater, de pouquinho em pouquim foram criando nisso um prazer feio de diversão – como regulam as sovas em horas certas confortáveis, até chamam gente para ver o exemplo bom. Acho que esse menino não dura, já está no blimbilim, não chega para a quaresma que vem... Uê-uê, então?!Não sendo como compadre meu Quelemém quer, que explicação é que o senhor dava? Aquele menino tinha sido homem. Devia, em balanço, terríveis perversidades. Alma dele estava no breu. Mostrava. E, agora, pagava. Ah, mas, acontece, quando está chorando e penando, ele sofre igual que se fosse um menino bonzinho... Ave, vi de tudo, neste mundo! lá vi até cavalo com soluço... – o que é a coisa mais custosa que há. Bem, mas o senhor dirá, deve de: e no começo – para pecados e artes, as pessoas – como por que foi que tanto emendado se começou? Ei, ei, aí todos esbarram. Compadre meu Quelemém, também. Sou só um sertanejo, nessas altas idéias navego mal. Sou muito pobre coitado. Inveja minha pura é de uns conforme o senhor, com toda leitura e suma doutoração. Não é que eu esteja analfabeto. Soletrei, anos e meio, meante cartilha, memória e palmatória. Tive mestre, Mestre Lucas, no Curralinho, decorei gramática, as operações, regra-de-três, até geografia e estudo pátrio. Em folhas grandes de papel, com capricho tracei bonitos mapas. Ah, não é por falar: mas, desde o começo, me achavam sofismado de ladino. E que eu merecia de ir para cursar latim, em Aula Régia – que também diziam. Tempo saudoso! Inda hoje, apreceio um bom livro, despaçado. Na fazenda O Limãozinho, de um meu amigo Vito Soziano, se assina desse almanaque grosso, de logogrifos e charadas e outras divididas matérias, todo ano vem. Em tanto, ponho primazia é na leitura proveitosa, vida de santo, virtudes e exemplos – missionário esperto engambelando os índios, ou São Francisco de Assis, Santo Antônio, São Geraldo... Eu gosto muito de moral. Raciocinar, exortar os outros para o bom caminho, aconselhar a justo. Minha mulher, que o senhor sabe, zela por mim: muito reza. Ela é uma abençoável. Compadre meu Quelemém sempre diz que eu posso aquietar meu temer de consciência, que sendo bem-assistido, terríveis bons-espíritos me protegem. Ipe! Com gosto... Como é de são efeito, ajudo com meu querer acreditar. Mas nem sempre posso. O senhor saiba: eu toda a minha vida pensei por mim, forro, sou nascido diferente. Eu sou é eu mesmo. Diverjo de todo o mundo... Eu quase que nada não sei. Mas desconfio de muita coisa. O senhor concedendo, eu digo: para pensar longe, sou cão mestre – o senhor solte em minha frente uma idéia ligeira, e eu rastreio essa por fundo de todos os matos, amém! Olhe: o que devia de haver, era de se reunirem-se os sábios, políticos, constituições gradas, fecharem o definitivo a noção – proclamar por uma vez, artes assembléias, que não tem diabo nenhum, não existe, não pode. Valor de lei! Só assim, davam tranqüilidade boa à gente. Por que o Governo não cuida?! Ah, eu sei que não é possível. Não me assente o senhor por beócio. Uma coisa é pôr idéias arranjadas, outra é lidar com país de pessoas, de carne e sangue, de mil-e-tantas misérias... Tanta gente – dá susto de saber – e nenhum se sossega: todos nascendo, crescendo, se casando, querendo colocação de emprego, comida, saúde, riqueza, ser importante, querendo chuva e negócios bons... De sorte que carece de se escolher: ou a gente se tece de viver no safado comum, ou cuida só de religião só. Eu podia ser: padre sacerdote, se não chefe de jagunços; para outras coisas não fui parido. Mas minha velhice já principiou, errei de toda conta. E o reumatismo... Lá como quem diz: nas escorvas. Ahã. Hem? Hem? O que mais penso, testo e explico: todo-omundo é louco. O senhor, eu, nós, as pessoas todas. Por isso é que se carece principalmente de religião: para se desendoidecer, desdoidar. Reza é que sara da loucura. No geral. Isso é que é a salvaçãoda- alma... Muita religião, seu moço! Eu cá, não perco ocasião de religião. Aproveito de todas. Bebo água de todo rio... Uma só, para mim é pouca, talvez não me chegue. Rezo cristão, católico, embrenho a certo; e aceito as preces de compadre meu Quelemém, doutrina dele, de Cardéque. Mas, quando posso, vou no Mindubim, onde um Matias é crente, metodista: a gente se acusa de pecador, lê alto a Bíblia, e ora, cantando hinos belos deles. Tudo me quieta, me suspende. Qualquer sombrinha me refresca. Mas é só muito provisório. Eu queria rezar – o tempo todo. Muita gente não me aprova, acham que lei de Deus é privilégios, invariável. E eu! Bofe! Detesto! O que sou? – o que faço, que quero, muito curial. E em cara de todos faço, executado. Eu não tresmalho! Olhe: tem uma preta, Maria Leôncia, longe daqui não mora, as rezas dela afamam muita virtude de poder. Pois a ela pago, todo mês – encomenda de rezar por mim um terço, todo santo dia, e, nos domingos, um rosário. Vale, se vale. Minha mulher não vê mal nisso. E estou, já mandei recado para uma outra, do Vau-Vau, uma Izina Calanga, para vir aqui, ouvi de que reza também com grandes meremerências, vou efetuar com ela trato igual. Quero punhado dessas, me defendendo em Deus, reunidas de mim em volta... Chagas de Cristo! Viver é muito perigoso... Querer o bem com demais força, de incerto jeito, pode já estar sendo se querendo o mal, por principiar. Esses homens! Todos puxavam o mundo para si, para o concertar consertado. Mas cada um só vê e entende as coisas dum seu modo. Montante, o mais supro, mais sério – foi Medeiro Vaz. Que um homem antigo... Seu Joãozinho Bem-Bem, o mais bravo de todos, ninguém nunca pôde decifrar como ele por dentro consistia. Joca Ramiro – grande homem príncipe! – era político. Zé- Bebelo quis ser político. (shrink)

Ateísmo y panteísmo son sistemáticamente rechazados por Hegel a lo largo de su obra. Testimonio paradigmático de este rechazo es la Anm. del § 573 de la Enz., en la que el filósofo critica duramente el panteísmo, a la vez que se desmarca netamente del ateísmo. Ello no ha impedido que los más afines a su filosofía vieran en su crítica de la religión una declaración de ateísmo, ni tampoco que su idealismo absoluto apareciera a ojos de los más críticos (...) como una suerte de panteísmo soterrado, sospechosamente afín a lo que Heine llamaba «la religión secreta de Alemania». El propósito de este artículo es mostrar los malentendidos que subyacen a estas interpretaciones, analizando los pasajes que han contribuido a suscitarlas, de entre los que destaca el célebre elogio a Spinoza de las Lecciones berlinesas, erróneamente tomado como una declaración de fe panteísta. El comentario de este conocido pasaje evidenciará que tras el mencionado elogio no se esconde ni el “ateísmo” ni el “panteísmo” supuestamente spinozianos, sino cierta forma de “acosmismo” y de “monoteísmo filosófico” que Hegel considera precursor del idealismo. (shrink)

In this collection, white women philosophers engage boldly in critical acts of exploring ways of naming and disrupting whiteness in terms of how it has defined the conceptual field of philosophy. Focuses on the whiteness of the epistemic and value-laden norms within philosophy itself, the text dares to identify the proverbial elephant in the room known as white supremacy and how that supremacy functions as the measure of reason, knowledge, and philosophical intelligibility.

El autor interpreta el pragmatismo defendido por R. Rorty como una variante más del cambio cultural denominado "Postmodernidad ", e identifica y comenta algunas afirmaciones rortianas sobre el sentido de la filosofia y el pensamiento crítico que le permitan encarar los temores expresados por J. Searle sobre el posible irracionalismo ofrecido por los posmodernos en el campo de la educación. A fin de establecer un marco conceptual lo suficientemente amplio para desarrollar su tesis, el autor confronta dos de las múltiples (...) distinciones ofrecidas sobre el sentido de la "postmodernidad" para criticar la epistemología como núcleo de las tareas de la modernidad occidental. Establecido dicho marco se da paso a algunas de las tesis de Rorty sobre el sentido que toman en su propuesta los conceptos de filosofia, razón y educación. Desde este punto de vista, la educación se convierte en una genuina actividad ética y no en una nueva destreza metodológica propia de la educación liberal ilustrada tal como la defiende Searle. Otra tesis complementaria del autor es que la posmodernidad no es el reino del relativismo ni la sinrazón. (shrink)

L’écriture n’est pas mon médium privilégié. Ma « médiumnité » suit d’autres logiques, celles du poème vidéosonique dans lequel l’image percute le son et vice-versa à la manière d’un cri ou d’un silence qui peut mener à la stupéfaction. Ici, je livre troubles et fulgurances suite à la disparition d’une personne exceptionnelle, Dominique Malaquais.

A questão feminina não é um tema visado por Arendt. O paradoxo encontrado por algumas teóricas em relação ao fato desta reconhecer-se enquanto judia, mas não enquanto mulher, faz afastar a essência do pensamento político arendtiano do movimento filosófico do feminismo, acusando Arendt de ceder à hegemonia masculina. Este prisma perde muito ao não reconhecer como sua crítica da modernidade oferece uma base sólida para pensar a mulher contemporaneamente. Sobretudo, tolhe a saída mais digna: a que reconhece o humano. O (...) escrito, a partir da revisão bibliográfica de obras como Entre o Passado e o Futuro (ARENDT, 2016) e Feminism theory and Hannah Arendt’s concept of public space (BENHABIB, 1993a), propõe demonstrar como o sujeito arendtiano, na condição de original, capaz de ação e na imprevisibilidade, existe e age no ínterim do passado-futuro é o sustentáculo teórico dos principais quadros dessa última fase do feminismo. O ponto central é retomar a discussão sobre teorias que retiram do ser a capacidade de agir, reduzindo-os ao homogêneo, e fazer a crítica às teorias contemporâneas sobre as mulheres. A partir da pesquisa, foi possível levantar diversas pensadoras que, iluminadas pela teoria de Arendt, pensam horizontes femininos para uma nova política. (shrink)

Liz JacksonEducation University of Hong KongNel Noddings is known around the world for her contributions to philosophy and philosophy of education. Her work on caring and relational ethics broke ne...

El interés del debate es poner al descubierto los límites inmanentes de la civilización liberal como fuente de ideas para la filosofía moral. El derrumbe del socialismo pareció darle la razón al liberalismo, no obstante la crítica continuó, desde su propio terreno, por parte de los comunitaristas. Éstos le critican sus efectos de desintegración social y de encubrimiento ideológico para la cruda realidad que le toca vivir al individuo en la sociedad de mercado. Tres son los puntos criticados: el individualismo, (...) el formalismo moral, y la indiferencia ante el arraigo comunitario de la vida humana. Sin embargo el liberalismo tiene un punto fuerte: hace más viable la búsqueda de formas de relación humana transnacionales e interculturales, donde el reconocimiento recíproco resulta más equitativo, pues salva al estado democrático de derecho sin sacrificar el pluralismo cultural. (shrink)

¿Qué es la experiencia? ¿Cómo se constituye? Una aproximación común a estas preguntas supone que el entendimiento es un epifenómeno que emerge de la percepción sensorial. Luis Miguel Isava retoma estas interrogantes y desarrolla una propuesta muy distinta: la experiencia no se produce a partir del percibir, entendido como acto originario y no mediado, sino que tiene lugar a partir de ciertas condiciones de posibilidad de tipo formal. Para Isava este requisito funciona efectivamente como un protocolo: se trata de un (...) sistema de criterios formales que efectivamente organizan y le otorgan sentido a lo percibido y así lo «sancionan» como experiencia. Los protocolos que hacen posible la experiencia están arraigados tan profundamente en la cultura que pueden resultarnos invisibles y «naturales», pero en realidad son cambiantes. Distintas culturas, en distintos momentos históricos, fundan cada una sus experiencias en base a protocolos diferentes. Esto puede resultar evidente al momento de considerar los procesos de encuentro entre culturas disímiles que han ocurrido a lo largo de la historia. Sin embargo, Isava se enfoca en un problema menos obvio y más sugerente: ¿qué ocurre cuando en el seno de una misma cultura aparecen objetos que, bajo los protocolos vigentes, no pueden ser asimilables como experiencia? Esta posibilidad, nos muestra Isava, podemos hallarla en el arte, o más exactamente, en lo que él denomina los "artefactos culturales" de la modernidad. A partir de ejemplos concretos tomados de la poesía, la pintura, el cine y la música, Isava muestra cómo el arte puede suscitar momentos extraños, reflexivos o críticos que, al enfrentarse con los protocolos de la experiencia ya establecidos, pueden suscitar nuevas formas de estar en el mundo. (shrink)

La trama de la novela El sueño de Bruno apunta a finales o clausuras en poten- cia, situaciones del pasado que no se han resuelto del todo y mantienen a los personajes en una especie de impasse o incapacidad de acción. Revisaremos una parte de la filosofía moral de Iris Murdoch en su texto “La idea de perfección”, segundo apartado de su texto La soberanía del bien, de 1970. Murdoch introduce los conceptos de atención, visión y perfección, para llevar a (...) cabo una crítica del análisis genético de los conceptos morales, que deja fuera la posibilidad de cambio: la posibilidad de ser capaces de prestar una atención más justa a lo que ocurre a nuestro alrededor y conseguir, entonces, transformar o modificar nues- tros conceptos y narrativas. La actividad moral humana consiste en el constante intento de perfeccionar dichas narrativas. (shrink)

En un periodo de profundos cambios en el sistema internacional, es aún más necesario contar con los marcos de análisis e interpretación adecuados para una comprensión adecuada de su alcance y significado. Esta obra pretende ofrecer una aproximación asequible, pero a la vez exigente y rigurosa, a las principales corrientes y debates teóricos de la disciplina de las Relaciones Internacionales, incluyendo tanto las teorías tradicionales, que siguen ejerciendo una notable influencia, como las aproximaciones más críticas y novedosas que han centrado (...) el debate teórico contemporáneo. Con ese propósito se ha reunido una destacada muestra de especialistas de la escuela española de Relaciones Internacionales, cuyos orígenes y formación son a su vez objeto de estudio. En sus capítulos se examina críticamente el etnocentrismo de una disciplina que no es ajena a la hegemonía estadounidense, material e ideacional, como marco para el estudio de las distintas teorías: el realismo y el institucionalismo, así como los debates y síntesis de sus revisiones neorrealistas y neo-institucionalistas; la Escuela inglesa de la Sociedad internacional, el social-constructivismo, la teoría crítica, el postestructuralismo, y la teoría feminista de las Relaciones Internacionales. El volumen también abarca las teorías de la integración y la seguridad internacional. Todo ello constituye un aporte fundamental para estudiantes e investigadores de este campo científico, así como para quienes, desde la práctica de las relaciones internacionales, aspiren a un conocimiento más reflexivo sobre su quehacer. (shrink)

Our current society seems to require a sharp separation between what can be tolerated in public and what must remain hidden. There is explicit and implicit censorship of both the subject of death and of the crying and suffering of surviving relatives and friends. Medieval literature and literary studies, however, show how the experience of dying and its appropriate manifestations of grief seemed to be more integrated into everyday life, as opposed to the apparent “disintegration” of nowadays. It is possible (...) to begin to detect this evolution already in medieval Hispanic literature itself, from an apparently more public, visible and integrated death in 13th-century Hispanic literature to a more private, concealed and disintegrated death in 15th-century Hispanic literature. This process will continue its journey to the present society of eternal springs and summers from which we have eradicated autumns and winters, seasons as necessary for the cycle of life – for personal, psychological and social balance – as the first two. Keywords: death; mourning; crying; medieval literature. Resumen Nuestra sociedad actual parece presentar una tajante separación entre lo que puede ser tolerado en público y lo que debe permanecer oculto. Hay una censura explícita e implícita tanto del tema de la muerte como del llanto y el sufrimiento de los familiares y amigos supervivientes. Sin embargo, la literatura medieval y los estudios literarios sobre la misma muestran cómo la experiencia del morir y sus apropiadas manifestaciones de dolor parecían estar más integradas en la vida cotidiana en contraposición a la aparente “desintegración” actual. Es posible comenzar a detectar esta evolución ya en la propia literatura hispánica medieval, desde una muerte aparentemente más pública, visible e integrada en la literatura hispánica del siglo XIII hasta una muerte más privada, oculta y desintegrada en la literatura hispánica del siglo XV. Este proceso continuará su recorrido hasta una sociedad actual de eternas primaveras y veranos de la que hemos erradicado los otoños e inviernos, estaciones tan necesarias para el ciclo de la vida —para el equilibrio personal, psicológico y social— como las dos primeras. Palabras clave: muerte; duelo; llanto; literatura medieval. (shrink)

Resumo: Discuto a abordagem de Darwin sobre meios e finalidades de expressões emocionais, com destaque para o choro e sorriso dos bebês; e apresento algumas contribuições, que se depreendem desse conteúdo, para a reflexão das práticas educativas direcionadas à estas crianças que se encontram na primeira etapa da vida. Para tanto, utilizo de descrições e análises apresentadas por Darwin em “A expressão das emoções nos homens e animais”, publicado em 1872 (2009); apresento perspectivas de estudiosos contemporâneos, que tratam das expressões (...) emocionais, tais como: Tomasello (2003) e Damásio (2011). Com base nessas considerações, abordo sobre a importância das expressões emocionais no desenvolvimento de práticas educativas dirigida aos bebês, adicionando ao debate comentários de estudiosos que tratam da primeira infância. Enfatizo o choro e o sorriso como meios naturais de expressão das emoções, que são acionados por estímulos e se dirigem à manifestação de necessidades básicas e estados emocionais, quer sejam excitantes ou deprimentes. Nos bebês, estes meios se apresentam, inicialmente, como ações reflexões; progressivamente, tais meios se mostram cada vez mais complexos. As contribuições que se depreendem dessa discussão podem ser refletidas por cuidadores, no desempenho de suas práticas educativas junto aos bebês, em sintonia com a relação corpo-mente. Palavras-chave: Darwin; Emoções; Bebês; Prática Educativa. Darwin's perspective on babies' emotional expressions: contributions to the development of educational practices Abstract: I discuss Darwin's approach to the means and ends of emotional expressions, with emphasis on babies' crying and smiling; and I present some contributions, which are deduced from this content, for the reflection of educational practices aimed at these children who are in the first stage of life. For that, I use descriptions and analyzes presented by Darwin in “The expression of emotions in men and animals”, published in 1872 (2009); I present perspectives of contemporary scholars who deal with emotional expressions, such as: Tomasello (2003) and Damásio (2011). Based on these considerations, I address the importance of emotional expressions in the development of educational practices aimed at babies, adding comments from scholars who deal with early childhood to the debate. I emphasize crying and smiling as natural means of expressing emotions, which are triggered by stimuli and are directed towards the manifestation of basic needs and emotional states, whether they are exciting or depressing. In babies, these means appear, initially, as reflective actions; progressively, such means are becoming more and more complex. The contributions that emerge from this discussion can be reflected by caregivers, in the performance of their educational practices with babies, in tune with the body-mind relationship. Keywords: Darwin; Emotions; Babies; Educational practice. La perspectiva de Darwin sobre las expresiones emocionales de los bebés: aportes al desarrollo de las prácticas educativas Abstracto: Analizo el enfoque de Darwin sobre los medios y fines de las expresiones emocionales, con énfasis en el llanto y la sonrisa de los bebés; y presento algunos aportes, que se deducen de este contenido, para la reflexión de las prácticas educativas dirigidas a estos niños que se encuentran en la primera etapa de la vida. Para ello, utilizo descripciones y análisis presentados por Darwin en “La expresión de las emociones en hombres y animales”, publicado en 1872 (2009); Presento perspectivas de estudiosos contemporáneos que se ocupan de las expresiones emocionales, tales como: Tomasello (2003) y Damásio (2011). Con base en estas consideraciones, abordo la importancia de las expresiones emocionales en el desarrollo de prácticas educativas dirigidas a los bebés, agregando al debate comentarios de estudiosos que se ocupan de la primera infancia. Destaco el llanto y la sonrisa como medios naturales de expresión de emociones, que son desencadenados por estímulos y se dirigen a la manifestación de necesidades básicas y estados emocionales, ya sean estos excitantes o deprimentes. En los bebés, estos medios aparecen, inicialmente, como acciones reflexivas; progresivamente, tales medios son cada vez más complejos. Los aportes que emergen de esta discusión pueden ser reflejados por los cuidadores, en el desempeño de sus prácticas educativas con los bebés, en sintonía con la relación cuerpo-mente. Palabras clave: Darwin; Emociones; bebés; Práctica educativa. Data de registro: 18/02/2022 Data de aceite: 17/08/2022. (shrink)

O presente artigo analisa o projeto filosófico de John Dewey (1859-1952) que consta de uma crítica radical à epistemologia tradicional a partir da concepção pragmatista de experiência. O status científico da filosofia, conforme Dewey, não exigirá uma teoria científica passível de prova, mas um programa metafísico construído a partir de lógicas situacionais. O presente artigo apresenta as dimensões históricas e científicas da metafísica empírica de Dewey, argumentando a favor da articulação entre as duas abordagens que configuram o projeto de reconstrução (...) da filosofia. Dewey compreende que a busca dos fundamentos últimos tornou a filosofia prisioneira de uma imagem da mente como construtora de representações - algumas exatas, outras não, mas todas com a pretensão de serem estudadas por meio de métodos puros, não empíricos. Diferentemente dessa tradição que supõe uma ideia de superioridade intelectual do saber, revelado por meio de métodos não empíricos, Dewey argumenta a favor do empírico em filosofia e se coloca contra uma comum concepção da realidade como segura, regular e acabada. Palavras Chave: Experiência. Natureza. Metafísica empírica. Reconstrução filosófica. (shrink)

Nos proponemos analizar el pensamiento de Álvaro García Linera, uno de los intelectuales más interesantes en lengua española, y que mayor difusión está teniendo en los últimos tiempos. Para ello, tomaremos como punto de referencia cuatro de las ideas centrales dentro de la filosofía del boliviano: proyecto político, estado, hegemonía y dominación (analizando las dos últimas de manera conjunta). Comenzaremos exponiendo las influencias de García Linera, así como las peculiaridades de sus planteamientos, para centrarnos posteriormente en la etapa de su (...) producción intelectual más reciente, y acabar con una conclusión que mencionará también algunas de las críticas más importantes que se han vertido hacia el antiguo vicepresidente. (shrink)

Este artigo pretende mostrar que os argumentos sustentados por Ryle podem ser uma postura crítica ao problema do realismo e dos processos mentais: primeiramente, porque o realismo, diferentemente de algumas teorias da mente contemporâneas, separa a vida mental das outras propriedades que compõem o mundo e, posteriormente, porque tal argumento precisaria explicar como tais propriedades podem instanciar um conteúdo que não seria parte de um sistema físico [como o cérebro]. Deste modo, argumenta-se que, a partir de Ryle, a interação dos (...) processos mentais com a possibilidade da existência de objetos externos à consciência não depende de nenhuma arquitetura biológica, mas dos elementos semânticos que utilizamos cotidianamente para falar e dizer o mundo. Esta postura, por um lado, redesenha críticas à chamada doutrina oficial e, por outro, nutre uma parcela de argumentos realistas que deveriam ser atacados e dissolvidos pelas atuais teorias da mente. Palavras-chave: Realismo, linguagem, processos mentais, cognição, Ryle. (shrink)