Abstract
En 1936, en su última obra, Crisis, Husserl afirma que la filosofía ejerce una función orientadora con respecto a la cultura. El propósito de esta investigación es mostrar que la caracterización del filósofo como "funcionario de la humanidad" está en estrecha conexión con la fenomenología de la experiencia: ciencia de la ‘doxa’, ciencia del mundo de la vida. En la década del treinta, Husserl desarrolla una fenomenología de la facticidad, fenomenología de la subjetividad trascendental, cuyo carácter es monádico, pero cuyo ser tan solo adviene real mediante relaciones intersubjetivas. La ciencia del mundo de la vida permite establecer que en la raíz de la crisis de la cultura occidental se encuentran el 'dualismo psico-físico', el 'objetivismo' y el 'naturalismo'. Para superarlos se requiere revalorizar la doxa, y mostrar cómo en ella tiene lugar la constitución, el a priori, del mundo de la vida.