Abstract
El artículo examina el pensamiento de Wittgenstein sobre el lenguaje del dolor en la primera y tercera persona. Se subrayan ciertas diferencias gramaticales importantes, según el típico método lingüístico de este filósofo, no sólo respecto a esas dos perspectivas, sino también con relación al uso de verbos cognitivos como “sentir” y “saber”. El examen de muchos textos sugiere ciertos puntos acerca de las relaciones entre las vivencias personales, la captación empática de las vivencias ajenas y su traducción conceptual. Una breve comparación con algunos textos de Tomás de Aquino completa la propuesta de la existencia de un conocimiento no intencional.