Abstract
La dependencia necesaria de la criatura respecto de Dios ha sido una posición común dentro del teísmo clásico. En los últimos años, sin embargo, se ha contestado dicha posición desde la hipótesis de la inercia existencial. Según esta última teoría, no haría falta recurrir a una causa trascendente para explicar la permanencia en el ser de las cosas. Tomás de Aquino, por el contrario, desde la constatación de una composición en todo ente finito, postula el recurso necesario a algo simple que dé razón de ella.