Abstract
Los desencuentros de la filosofía latinoamericana con Nietzsche pueden entenderse como un síntoma de algo más que un problema de legibilidad o malentendido. En tanto pensamiento de lo uno, la filosofía latinoamericana (mayoritaria) no puede servirse del pensamiento nietzscheano: es imposi-ble construir un pensamiento del origen y la unidad desde un pensamiento de lo múltiple, como el de Nietzsche. La identidad, tan buscada por esa filosofía latinoamericana mayoritaria, es una ansiedad antigenealógica. En ese sentido, esa filosofía y su procedencia no es solo eurocéntrica, como ya ha sido expuesto por otros comentaristas, sino reactiva, y esto vale para tres de sus tendencias principa-les: la filosofía normalizadora, la corriente historicista y la filosofía latinoamericana de la liberación. De ahí, de paso, la fascinación de dicho pensamiento con la idea de carencia —nunca hemos sido lo suficientemente civilizados—. Esto ha instaurado un cuerpo sufriente en América Latina, atrapado en la dialéctica de la víctima y el victimario. Se trata entonces de pensar con Nietzsche para intentar pensar sin resentimiento desde América Latina y sobre esta. ¿Nietzsche en América Latina? Sí, pero más allá de los estudios de recepción e influencia: Nietzsche como aquel estruendo capaz de infundirle una dimensión geológica al pensamiento.