Abstract
El nuevo aprecio por la Utopía, que implícitamente e! autor considera un rasgo positivo, exige desvirtuar algunos malentendidos. Aquí se encaran tres: la frecuente omisión de la necesidad de apoyarse en recursos para el cambio quede veras habiliten para proponérselo; la desconfianza genérica respecto de lo que existe, que impide obrar movilizando lo valioso contra lo que hace falta remover; la especie de 'sentimentalismo' que se muestra hostil ai método inteligente. Naturalmente, se requiere también apartar las conductas de resignación, para las cuales las formas anómalas o deficientes de existência social son "variantes dei multiforme orden humano".