Abstract
El antropocentrismo determina nuestra percepción sobre el mundo y nuestra relación con él, teniendo un efecto material en tanto que impregna nuestros discursos, pensamiento, sensibilidades y prácticas. Este artículo trata de explorar cómo una reformulación ontológica que busque salir de los presupuestos antropocéntricos puede suponer un cambio material efectivo en nuestra percepción, generando cambios en nuestras sensibilidades y disponibilidades. Comprender los límites ontológicos desde el dinamismo y como zona de contacto nos permite acceder o materializar otro tipo de realidades aún por conocer. Poniendo en juego algunas ideas de Donna Haraway, Bruno Latour, Karen Barad y Alfred Whitehead se busca un desarrollo conceptual y una reformulación ontológica como un intento de comprendernos en un mundo más-que-humano.