Abstract

En este trabajo deseamos ofrecer una propuesta sobre el tema de las relaciones entre la vida y el conocimiento. En concreto voy a presentar la vida, la vida concreta de cada cual, como la perspectiva privilegiada para el conocimiento. Especialmente desde la Ilustración, muchos autores han dudado de que la vida, la vida real, con todo su contenido, pueda ser un lugar apropiado para el conocimiento. La crítica de los prejuicios que llevaron a cabo pensadores como Descartes, Kant o Lessing, y también Husserl, han situado al filósofo ante la tesitura de tener que salirse de su propia vida para lograr conocer, y así dejar de lado lo que creíamos saber, abandonar la tradición a la que pertenecemos y que configura nuestra manera de pensar y, en general, de relacionarnos con la realidad. Deseamos mostrar que la perspectiva individual, la vida de cada persona, con su tradición y sus expectativas, es la única perspectiva posible para lograr un verdadero conocimiento de la realidad.