Abstract
A comienzos de 1970, con ayuda del Movimiento Rural de Acción Católica y la Juventud Cooperativista, miles de familias rurales dieron a luz a las Ligas Agrarias en distintas provincias de Argentina en reclamo por la tenencia de las tierras y mejores condiciones en la producción y comercialización de los productos agropecuarios. Emergían al calor de una serie de transformaciones histórico-políticas que sacudían por aquella época al país y a América Latina. Consideramos que las familias ocuparon un lugar protagónico en las Ligas. En este sentido, se propone ahondar en la estructura y organización de las Ligas, en particular las que se desarrollaron en la región del Litoral, a partir de las estrategias de construcción política que llevaron adelante. Así, se traza el objetivo de indagar sobre los sentidos que los sujetos construyen en torno a la institución. Por último, en tanto se infiere que las mujeres debieron de ser las garantes del proceso de participación de toda la familia, analizamos la participación política y el lugar que ocuparon en la organización política agrarista. Ante un contexto dictatorial de persecución política y avanzada imperialista (1960-1970), las Ligas fueron una de las experiencias de resistencia política-cultural más importantes de América Latina. Se desplegaron y ampliaron su organización a lo largo de la década de 1970, hasta su abrupta disolución en 1976, con la última dictadura cívico-militar. Pese a los estragos que esta provocó, aún persisten en la memoria de sus participantes huellas de aquella experiencia de lucha. Esto obliga a posicionarnos desde un enfoque que se centra en los sentidos que los sujetos les imprimen a sus historias, a los modos en que narran y construyen memorias. De modo que el trabajo de campo constituye el eje articulador del oficio antropológico y las entrevistas en profundidad son una herramienta privilegiada para dar cuenta del valor testimonial de la palabra. Implícita, se encuentra la reflexión respecto de la construcción de conocimientos. Consideramos que las familias ocuparon un lugar protagónico en las Ligas. En este sentido, se propone ahondar en la estructura y organización de las Ligas, en particular las que se desarrollaron en la región del litoral, a partir de las estrategias de construcción política que llevaron adelante. Así, se traza el objetivo de indagar sobre los sentidos que los sujetos construyen en torno a la institución. Por último, en tanto se infiere que las mujeres debieron de ser las garantes del proceso de participación de toda la familia, analizamos la participación política y el lugar que éstas ocuparon en la organización política agrarista. Ante un contexto dictatorial de persecución política y avanzada imperialista, las Ligas fueron una de las experiencias de resistencia política-cultural más importantes de América Latina. Pese a los estragos que la última dictadura cívico-militar provocó, aún persiste en la memoria de sus participantes, aquella experiencia de lucha. Esto obliga a posicionarnos desde un enfoque que se centra en los sentidos que los sujetos le imprimen a sus historias, a los modos en que narran y construyen memorias. De modo que el trabajo de campo constituye el eje articulador del oficio antropológico y las entrevistas en profundidad, una herramienta privilegiada para dar cuenta del valor testimonial de la palabra. Implícita se encuentra la reflexión respecto a la construcción de conocimientos.