Argos 6 (17):102-117 (
2019)
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Abstract
La cultura occidental, con la que vivimos y entendemos, nació bajo los auspicios de un triple ente: la conjugación de lacultura arábigo-musulmana, la civilización germano-eslava y el mundo clásico-bíblico; todos éstos vendrían a encajar, en principio, los miembros articulados del hombre moderno occidental. En concreto, las lenguas modernas han resultado un vehículo habitual y pertinente de la cultura clásica, en mayor o menor proporción y la someten a su propio arbitrio, creando una nueva dinámica literaria, determinada por razones estilísticas o de prestigio. Por ello, no dejan de ser preocupantes los constantes vaivenes de una sociedad ávida de informaciones y conocimientos, sin ningún rumbo a seguir ni alguna meta humanamente satisfactoria.