Abstract
En el presente trabajo proponemos analizar la lectura procleana del pasaje de _Leyes _X 896a y ss. –donde Platón parece hacer descansar todos los actos de los cuerpos en una causalidad de orden divino y psicológico– como una respuesta a lo antes dicho por Plutarco al respecto. El queroneata sostiene que, según Platón, el mal es causado por un alma mala, que en eterna lucha con el alma buena, oficia de causa mecánica y de principio rector del cosmos (_De Iside et Osiride _370b-371a; _De animae procreatione in Plato Timaeo _1014a-f). A nuestro criterio, es contra lo anterior que se centra el esfuerzo procleano para señalar que el mal no existe en su pureza, ni en las entidades superiores (como lo es el alma del mundo o Alma-hipóstasis) aunque sí como una desviación que se da en las almas humanas individuales y que opera como una entidad parasitaria (_De malorum subsistentia _I, 20-23). Aspiramos a esgrimir argumentos que muestren en qué sentido Proclo defiende el principio Uno-Bien, que no puede tener contrarios, y la existencia del mal en las entidades inferiores sin negar la contingencia ni culpar al cosmos del mal.