Abstract
La revolución digital de trasfondo transhumanista en la que estamos inmersos plantea un escenario de robotización también de la función jurisdiccional. El uso intensivo de Big Data e Inteligencia Artificial (IA) abriría la posibilidad de que sean las máquinas quienes razonen jurídicamente y sean -en definitiva- quienes tomen las decisiones dirimentes de los conflictos sociales so capa de una mayor rapidez, objetividad y predictibilidad; en definitiva, dada su evidente eficiencia en comparación con los juzgadores humanos. Sin embargo, conviene examinar atentamente las limitaciones de la IA aplicada a la argumentación jurídica. Merece la pena recapacitar acerca de la idoneidad social de una eventualidad tal. Se concluye escuchando voces autorizadas que se han pronunciado al respecto, cuestionando la existencia de una ‘justicia transhumanista’, pues el uso intensivo y extensivo de la IA no dejaría de ser una capitulación de la ciencia jurídica. Ahora bien, un uso encuadrado dentro de sus posibilidades abre una oportunidad para el mejor razonamiento jurídico y la extensión de los métodos de resolución de conflictos alternativos a la jurisdicción estatal.