Abstract

Históricamente se puede afirmar que la Santa Sede ha estado a la vanguardia en la atención dada a los problemas ecológicos, pues sus primeras "tomas de posición son de inicios de los años 70. Una ética teológica católica se ha desarrollado a mediados de los años 80, de5pués de que las ciencias bíblicas tuvieron que confutar la acusación de que el a71.tropo centrismo de la Biblia había sido una de las causas principales de la explotación de la Tierra. Las razones históricas de una actitud equivocada hacia la naturaleza han de buscarse, más bien, en el pensamiento filosófico moderno que se desarrolló en contraposición al cristianismo, mientras que, en realidad, la Biblia y la teología tienen una visión teocéntrica de la creación. Los intentos filosóficos que quieren poner en el centro de la reflexión ética, en lugar de al hombre, a la naturaleza misma o a la vida o a la posibilidad de sufh7~ no tienen consistencia pues sólo la persona humana, en cuanto ser conciente y libre, puede asumir una responsabilidad ética. Es necesario tener en cuenta a todas las otras criaturas que, en cuanto creadas, tienen su propia dignidad..