Abstract
En la última década se ha podido apreciar cómo algunos colectivos sociales, heterogéneos entre sí, exigen y celebran las penas de cárcel cuanto más largas mejor ante delitos que atentan contra los bienes y valores que defienden. En este trabajo se trata de reflexionar sobre la paradoja que supone que movimientosque se implican en la lucha por la evolución y consolidación de los derechos fundamentales, denuncien la crueldad y disfunciones que genera el sistema penal en general y la cárcel en particular, pero los justifiquen como medios adecuados para poder visibilizar, responder y resolver problemas sociales. Son incoherenciasque pueden alimentar e incrementar la pendiente deslizante hacia el excepcionalismo punitivo y carcelario y que consolidan otro tipo de populismo punitivo.