Abstract

Numerosos intérpretes asumen que Hegel incluía implícitamente a los ironistas dentro del elenco de pensadores cuya filosofía puede clasificarse como el pensamiento de un “alma bella”. Observamos una estrecha relación entre la mencionada figura del Espíritu y la ironía romántica. Pero dicho vínculo no puede confundirse con la identificación entre una y otra. El “alma bella” se desdobla en dos lados: la conciencia juzgante y la conciencia actuante. La primera proclama que intuye la ley moral y juzga las acciones de la conciencia que actúa según la normatividad intuida. La segunda sostiene que actúa según su interpretación particular del deber. La conciencia irónica es confundida con la conciencia actuante. Veremos más adelante que la analogía adolece de una serie de falencias que no permiten sostener la similitud.