Abstract
En este momento histórico de cambios y desequilibrio mundiales, el mundo necesita enormes esfuerzos solidarios, si quiere ser duradero. La solidaridad es expresión de tolerancia, de respeto a los derechos humanos y a la paz. La interdependencia y la mundialización han unificado el mundo de modo que ninguna justicia nos es ajena. La Universidad debe aceptar el desafío ético de comprometerse con la sociedad y favoreciendo la participación ciudadana en todos los ámbitos de la toma de decisiones. Sólo la educación, como proceso abierto a todos durante toda la vida, es garantia de una auténtica participación democrática en libertad