Abstract
Las trayectorias del arte caribeño, luego de la Segunda Guerra Mundial, experimentan profundas transformaciones en sus prácticas creativas y modos de comprensión cultural. Las complejas realidades sociales y políticas en las islas del Caribe hispano condujeron a un punto de giro en los procesos regionales, una transformación del campo del arte y replanteamientos de los discursos periféricos desde las manifestaciones, los temas de interés y el rol del artista en la sociedad. La fotografía, y especialmente aquella procedente de espacios periféricos en las lógicas internacionales del arte, aportaron los iconos más contestatarios del momento. Los símbolos culturales de una nueva voz, que responde a un pensamiento emancipatorio y descolonizador, se expresan en la construcción de un discurso visual de paradigmas éticos y libertarios. Los lenguajes más renovadores de la época apelan a una base fotográfica de trasfondo por la relación entre la inmediatez y la pregnancia de la imagen, o la inherente reproductibilidad que propicia una función comunicativa más efectiva.