Abstract
De manera poco académica, comienzo mi última lección en este acto con que me honra la Facultad, haciéndome eco de una acusación frecuente: algunos de las nuevas promociones de presbíteros –dicen presbíteros baqueteados por la vida– tienden a una comprensión y práctica de la liturgia en clave preferentemente ceremonial, desentendiéndose de la pastoral social; de ser esto cierto, sería una vuelta atrás, tan atrás que ya fue rechazada en su día por el Papa Pío XII en la única encíclica enteramente litúrgica conocida hasta hoy, la Mediator Dei, fechada el 20 de noviembre de 1947.