Abstract

El artículo de Alejandro Pidal y Mon sobre "La doctrina científica de santo Tomás" en el primer número de la Revista ofrece la oportunidad de volver a la intuición de fondo del aprecio por el maestro dominico. Es cierto que santo Tomás se coloca en la estela de los grandes maestros de la razón. En su afán por reivindicar el valor de la razón humana otorga a la doctrina sagrada el calificativo de ciencia. Pero es preciso, ya desde el comienzo, advertir que aquí habla de la doctrina sagrada, no de los métodos. Con su tesis sobre el carácter científico de la sagrada doctrina pretende reivindicar el valor de la misma en el ámbito del saber. Pero en sus métodos mantiene que, entre las referencias, la primera es la Sagrada Escritura, aunque sin renunciar, por supuesto, a otras argumentaciones como probables. Por eso, reducir la teología una ciencia de conclusiones no es lo más característico de la doctrina de santo Tomás.Alejandro Pidal y Pon’s article on "St Thomas scientific doctrine" in the first issue of the magazine gives us the opportunity of returning to the basic intuition of the esteem for the Dominican master. It is true that St Thomas followed the steps of the reason great masters. Trying to claim responsibility for the value of the human reason, he labels the sacred doctrine as science. But it is necessary from the beginning to tell that here he is talking of the sacred doctrine, not of the methods. With his thesis of the scientific character of the sacred doctrine, he tries to claim its value in the ground of knowing. But in his methods, he holds that, among his references, the Sacred Scripture is the first, without renouncing of course to other arguments as probable. So, reducing Theology to a science of conclusions is not St Thomas’ most characteristic