Abstract
Con excepciones significativas, los intelectuales del Primer Mundo repiten al unisono el mismolema: vivimos en el mejor de los mundos posibles, en una época donde las deficiencias de unaHistoria catastrófica se han superado y donde podemos ser, al tiempo, beneficiarios, actores yespectadores privilegiados del triunfo definitivo del hombre sobre la naturaleza y de los valores"humanizadores" sobre nuestra voluntad, enferma y depredadora. La Historia, sangrante éxodohacía la pacificación de la existencia y la libertad, ha alcanzado sus objetivos, y, por ello, se lainvita a desaparecer.