Abstract
Partiendo de un pasaje de una obra de Shakespeare, se revisará el papel de la fidelidad en la configuración de la identidad personal. el artículo se centra en dos tendencias principales en la concepción de la misma, enraizadas en la comprensión narrativa del yo: la fidelidad como permanencia frente al cambio y la fidelidad como apertura y avance hacia aquello que hace ser, que da unidad y sentido. Pero el yo se descubre en ambos casos dividido, necesitado de narrar para ser, luchando con el tiempo, ya se presente como amenaza o como obstáculo para ser uno y distinto. la alternativa que aquí se propone consiste en una fidelidad como retorno a lo esencial, donde el ser y la unidad del yo permanecen, en tanto que éste se abre a la novedad de aquéllo fundamental. dicha apertura consiste básicamente en un diálogo, en el cual el yo recibe y entrega lo propio, poniendo en juego su ser en el espacio dramático, actualizando así cada vez el yo, su unidad y su sentido