Iris 35:117-122 (
2014)
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Abstract
Chris Stewart’s account of his experiences after purchasing a farm in Andalusia, in an isolated farmhouse in the mountains adjacent to Granada, are far from the traditionally bucolic depictions of a pastoral landscape, in which the drawbacks of agricultural life become unquestionably compensated by the bliss of life in nature. Even though, as the title indicates, he seems to be a born romantic and optimist, undefeated by the inconveniences of a life without the everyday commodities of a First-World country in the twenty-first century, his memoir narrative is soon balanced by his own testimony, which provides a realistic counterbalance to Stewart’s initial idealistic portrayal of life in rustic Alpujarras. Nonetheless, as this article intends to demonstrate, it is precisely this necessary demystification of the rural setting prevailing in certain areas in Andalusia that becomes crucial for the establishment of an essential complicity with the audience, thereby trained to appreciate—and even become enthralled by—the reality of the rural surroundings which the contemporary reader can no longer envision as merely a place of “vales and hills” softly covered by “a host of golden daffodils”. El relato que lleva a cabo Chris Stewart acerca de sus experiencias tras adquirir una finca en Andalucía, en un lugar apartado de la sierra lindante con Granada, se aleja de las descripciones bucólicas de paisajes pastorales en los que las desventajas de la vida agrícola quedaban incuestionablemente compensadas por el gozo de la vida en mitad de la naturaleza. Incluso pese a que, tal y como el título de su novela indica, Chris Stewart parece ser un romántico y un optimista de nacimiento, que no se deja vencer por los inconvenientes de una vida sin las comodidades cotidianas de un país del primer mundo en el siglo xxi, su memoria-narrativa se ve inmediatamente equilibrada por su propio testimonio, que proporciona un contrapunto realista al idealizado retrato inicial de la vida en las rústicas Alpujarras. No obstante, como el presente artículo pretende demostrar, es precisamente esta necesaria desmitificación del entorno rural de ciertas zonas de Andalucía lo que resulta crucial para poder establecer una esencial complicidad con el lector, que llega, de este modo, a valorar, e incluso, a sentirse fascinado, por la realidad del contexto agrario, el cual deja ya de percibir meramente como un lugar de «valles y colinas» delicadamente cubierto por «una cohorte de dorados narcisos».