Abstract
El presente artículo busca explorar las implicaciones que los nuevos modos de comunicación digitales y de masas tienen sobre la constitución cognitiva, social y política de sus usuarios. El nuevo modo de comunicación privilegiado apunta por medio de un uso muy concreto de sus protocolos –el que reduce los textos e interfaces al trabajo de signos algorítmicos– a un usuario que va reduciendo la extensión de sus textos y los contenidos de sus experiencias hasta su expresión comunicativa mínima, con el ideal de la literalidad esperando allá en su extremo, el signo que no necesita traducción por parte del algoritmo. El conocimiento va quedando reducido a su vez a flujo y intercambio de informaciones, el comercio de estas, meramente, y el usuario en cada uno de los extremos de dicho intercambio, reducido a mero consumidor y propietario de datos.