Abstract
La narración de la experiencia visionaria del culto celestial en Ap 4-5 desvela dramá- ticamente el culto celestial. Los seres celestiales tributan el culto al que está sentado en el trono y al Cordero. Ambos, el Sentado y el Cordero, son los únicos dignos destinatarios de este culto. Todas las criaturas los reconocen como seres divinos. El hecho de dar culto a ambos supone una modificación innovadora del monoteísmo judío del segundo templo. Así, en su visión, Juan participó en el culto celestial reconociendo la divinidad del Cordero que compartió los mismos honores con el Creador del universo