Abstract
A pesar de la existencia de santos modernos, algunos plenamente reconocidos por la institución religiosa como Josemaría Escrivá de Balaguer, otros al margen, como Jesús Malverde, parece a primera vista que el género hagiográfico ha dejado de ser fructífero para la literatura actual, tal vez por la resistencia generalizada a creer en la santidad. Sin embargo, es indudable que sus huellas perduran en obras narrativas contemporáneas y no sólo en su forma paródica. A pesar de la extrañeza que pueda provocar, un centroamericano, en pleno siglo xx, exploró las posibilidades artísticas del género y escribió un cuento singular en más de un sentido, que recupera los tonos y las formas de la hagiografía antigua sin que se trasluzca ni un mínimo matiz paródico.