Abstract
Normalmente se supone que los edificios son entidades físicas que forman parte del mundo y, en cuanto a tales, se limitan a ser elementos materiales del mismo. Ahora bien, si, como sostiene Nelson Goodman, se considera que los edificios son también símbolos, entonces esta concepción simplificada se enriquece y la arquitectura adquiere una dimensión epistemológica con consecuencias ontológicas cruciales. Desde esta perspectiva, ya no es el material constructivo el que ayuda a construir el mundo, sino los múltiples significados de los edificios: en cuanto a símbolos, los edificios contribuyen al proceso de construcción de mundos. A partir de nociones clave de la filosofía de Goodman y mediante el análisis de varios ejemplos, el presente artículo examina de qué forma los edificios contribuyen de manera particular tanto a dar un significado como a crear mundos