Abstract
La filosofía de la educación nos remite al problema de su finalidad. ¿Educar para qué? Es innegable que durante el último siglo, se han logrado notables avances en el campo de la metodología y de las técnicas de la enseñanza y, más concretamente, de la instrucción, con la ayuda de los avances tecnológicos, como la aplicación de los medios audiovisuales. Pero, en cuanto a la educación misma, a sus objetivos, a su esencia, es decir, la filosofía de la educación, sufrimos un considerable retroceso. Si en la escuela, en el colegio o en la universidad no se atiende a la formación del carácter, a la transmisión de valores morales, no se está educando. Cuando más, se transmiten conocimientos en ciencias, en artes y en tecnologías, para un hombre deshumanizado, pobre en metas y pobre en ideales