Abstract
El presente estudio establece cómo los elementos iranios que estructuraban la realidad: el ganado, la tierra, el fuego, los metales, el agua, la vegetación y el hombre, trascendidos a realidades espirituales mediadoras entre la divinidad y la humanidad, son asumidos en la tradición bíblica desde el Antiguo Testamento hasta el libro del Apocalisis como personalidades angélicas. Como realidades que motivan la experiencia de lo sagrado perdura este fondo espiritual en pensadores próximos en el tiempo como Rilke, Flechner, D’Ors, Petersen, o Corbin.