Abstract
Apoyándose en Homero, Platón y poetas de nuestro tiempo, el artículo reflexiona sobre la guerra y sobre la retórica que la disfraza. La primera parte retrocede, en la Ilíada, al antifuneral que amenaza con el límite —sin retorno— del canibalismo y delata la necesidad del funeral y de la significativa usanza de la comida fúnebre. La segunda parte se vale del Menéxeno para criticar la oratoria fúnebre y sus lugares comunes: la autoctonía, la raza, la xenofobia, el heroísmo, la muerte por la patria. Finalmente, la tercera parte, al amparo de aquellas obras, y otros escudos de la palabra, denuncia la inventiva moderna en materia de ultrajes al adversario y supresión del cadáver y del duelo.