Abstract
Durante los años menemistas, las políticas públicas de memoria estuvieron orientadas principalmente a “pasar la página”. Los mayores exponentes de esta postura fueron los indultos a los jerarcas de las Fuerzas Armadas de la última dictadura militar (1976-1983), decretados y publicados entre los años 1989 y 1991. Años después, otro suceso volvió a hacerla particularmente visible: el intento de demoler los edificios de la ESMA y colocar en su lugar un monumento a la “reconciliación nacional”. Esto despertó gran polémica con los organismos de DDHH, con la oposición y dentro de la propia alianza gobernante y fue, además, el puntapié inicial para lo que hoy es el Sitio de la Memoria ex-ESMA. Sin embargo, hubo otras políticas culturales en este período que también son una muestra del afán de dejar atrás la memoria sobre los años de violencia política y represión, y que pasaron más desapercibidos. Este artículo propone un análisis del caso de los monumentos referidos al bombardeo a Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955, atentado perpetrado por miembros de las Fuerzas Armadas en el que murieron más de 300 personas, colocados en la década de 1990. Tomando como caso análogo lo propuesto para el predio de la ESMA, se analizará el texto de los decretos –y en segundo plano el de los indultos en el año 1991– en relación al contenido de los memoriales.