Abstract
Teniendo como trasfondo el problema de una democracia intercultural, el artículo parte de la constatación de que tanto en las obras de Jürgen Habermas como en la de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, respectivamente, el pluralismo requiere ser limitado en las democracias modernas, sea restringiendo en cada caso los valores al ámbito de nuestras tradiciones, como imponiendo unos valores sobre otros en el espacio público. De este modo, quedan dificultadas las políticas interculturales en dichas concepciones de la democracia. Enseguida, el artículo argumenta acerca de la permeabilidad de normas y valores, y sobre la posibilidad de una conversación hermenéutica, la cual no requiere una convención previa acerca de cómo dirimir las diferencias, y en la que los acuerdos se van generando a través del trascurso de la propia conversación.