Abstract

El artículo sostiene que Heidegger en los años veinte del pasado siglo puede verse como un continuador de la filosofía trascendental kantiana. Sostiene que ambos proponen un programa crítico que busca romper con la tradición metafísica, e investigan por ello lo sintético apriori en las condiciones de la experiencia o en la facticidad. En ambos se advierten las tensiones propias de la filosofía trascendental relativas a la constitución del mundo, la necesidad de postular un sujeto y la auto-reflexión. Se concluye que, en el caso de Heidegger, la renuncia a pensar en la universalidad de la factidad lo conduce a aporías ausentes en Kant, para quien la racionalidad no está sometida al tiempo.