Abstract
Resumen Hay imágenes poderosas y hay imágenes potentes. Todavía más, hay imágenes potentes que hacen resistencia al poder, que son acto y gesto de resistencia en sí mismas. Entre marzo y agosto del año 2017 la sociedad venezolana vivió uno de los períodos más sensibles de la ya prolongada crisis institucional del país, caracterizada visiblemente por cotidianas protestas de calle duramente reprimidas por las fuerzas de seguridad del Estado, fenómeno que fue nombrado por los medios de comunicación internacionales como la Primavera venezolana o la Rebelión de Abril. En un contexto hipermediatizado por las imágenes recirculadas por las redes sociales digitales y la prensa internacional, principalmente, destacan para mí los trabajos realizados por tres fotógrafos venezolanos: Gabriel Osorio, Vladimir Marcano Sifontes y Gabriel Méndez, cuyas fotografías testimonian experiencias traumáticas colectivas de resistencia al poder político en su propio «aquí y ahora» contingente, y articulan sus reflexiones desde el diálogo con ese otro sin nombre (el venezolano común, anónimo) en imágenes potentes que se tornan gestos de resistencia y migración.