Abstract
La violencia contra las mujeres alcanza su expresión más siniestra en el flagelo de nuestro tiempo: el feminicidio. No obstante, la respuesta social e institucional ha sido insólita. Grandes sectores sociales permanecen impasibles ante el aumento de asesinatos cruentos de mujeres y niñas. Inadmisible desde una concepción de humanidad crítica y consciente de sus posibilidades de realización más alta, la misoginia que sostiene el orden social resulta alarmante. El objetivo del trabajo es comprender la estructura simbólica que alienta la violencia, mediante una reflexión crítica sobre sus posibilidades de transformación. La conclusión a la que llega es que, aunque la estructura simbólica de la dominación sexual opera imperceptiblemente para justificar lo que debería ser condenado de forma generalizada, el desarrollo de la sensibilidad actual ofrece una posibilidad de identificar agravios que antes no se reconocían. Palabras clave: Orden simbólico, Violencia, Feminicidio, Hermenéutica, Misoginia.