Abstract
La fundamentación de la física clásica llevó a Descartes a encontrar en el "ego cogito" la condición necesaria de todas las representaciones posibles: los conceptos de materia y de movimiento, tal como los exigía la nueva ciencia fueron concebidos por él inicialmente en una forma extremadamente racionalista, lo cual convirtió al "yo pienso" en el sujeto, en el fundamento de todo lo que puede ser real. Algunos científicos han sostenido que el "yo" según Descartes supone una tal preeminencia de la epistemología, que impide pensar la moral y la situación del hombre frente a la incertidumbre de la vida. Se verá en el artículo que el sujeto hace de la naturaleza un mero objeto, pero mantiene su propia esfera, la de la libertad, hacia la cual estará dirigida toda la admiración después de que Descartes lograra resolver el enigma del universo.