Abstract
La edad de los poetas y la filosofía que se organizado sobre ella, han preparado el triunfo de la imagen como única forma de crítica. Sin duda, con ello han logrado el consumo de aquello que puede ser tan denso como el tiempo, la pluralidad que es pluralidad hasta el límite. Puede haber tanta pluralidad como instantes temporales sean computables. Por fin la mimesis del tiempo, la estructura antropológica básica, puede estar en manos del ser humano, lo que es tanto como llegar a tener la capacidad de producirse a sí mismo. Ya podemos ver lo que significa eliminar de sí toda trascendencia. Con ello, desde luego tenemos el pluralismo garantizado, pero sólo de un rango del ser: imágenes. [Fragmento]