Abstract
La “conservación de la salud” ha constituido el eje sobre el que se han articulado y evaluado las aportaciones de Descartes a la medicina. Sobre ello, las interpretaciones canónicas se han circunscrito a la terapéutica cartesiana para las enfermedades, obviando otras dimensiones a las que el proyecto médico cartesiano también se dirigió. De ese modo, el presente artículo aborda un segundo sentido de conservación de la salud entendido como “preservación de la salud”, dirigiéndose, para ello, a un análisis de la dieta cartesiana, cuyo empleo evita, según Descartes, la contracción de distintas afecciones. Dicho examen trata de mostrar en qué sentido la dieta posibilita la preservación de la salud, y cómo ésta se justifica apelando a la propia fisiología cartesiana.