Abstract
El siguiente trabajo parte del análisis de dos obras literarias que vieron su aparición en el Siglo XXI: Historia de los abuelos que no tuve, de Ivan Jablonka, y El gueto interior, de Santiago Amigorena, dos novelas que toman como eje temático y vertebrador de las narraciones la búsqueda e indagación del pasado reciente a través de dos historias de vida que guardan una profunda conexión con los hechos acontecidos durante el Holocausto. El objetivo es abordar y analizar la construcción de la voz narrativa en cada una de las obras propuestas a partir de su articulación con la figura del silencio. En la obra de Jablonka, se observa, hay una identificación entre el narrador y sus abuelos paternos, mecanismo que se despliega al anular toda inconsistencia o vacío memorial; el silencio dejado por Mates e Idesa es el silencio de su nieto. Por su parte, en el relato de Amigorena, la voz del narrador toma distancia respecto a los acontecimientos al adoptar un punto de vista externo; a la vez que ficcionaliza la historia de su abuelo Vicente y la envuelve de un silencio absoluto e impotente, deja entrever que ese silencio desolador que atraviesa su historia familiar puede ser resignificado desde el presente.