Abstract
El articulo examina la aparente discrepancia en el pensamiento de Spinoza entre su teocentrismo epistemológico, según el cual todo es dudoso mientras desconocemos la existencia de Dios, y el principio verum index sui et falsi, según el cual la mera posesión de ideas verdaderas excluye toda incertidumbre. Lejos de contradecirse, estas dos afirmaciones constituyen en Spinoza dos aspectos correlativos del mismo planteamiento gnoseólogico. Se muestra así que la naturaleza divina no es ajena al intelecto humano y que este es capaz de contemplar la realidad desde una perspectiva omnímoda, idéntica a la de Dios.