Abstract
La Iglesia es para Ratzinger una red de comunidades eucarísticas que miran a Roma, en las que la palabra y el ministerio son agentes de comunión eclesial. La esposa de Cristo es el pueblo convocado por Dios que se reúne en torno a la palabra y los sacramentos, especialmente alrededor del cuerpo eucarístico. Los conceptos de sucesión apostólica, del episcopado y del correlativo primado resultan nucleares. Por eso el diálogo teológico con otras confesiones cristianas se centra en torno a los conceptos de autoridad, ministerio y las distintas concepciones de la eclesiología eucarística, donde la perspectiva católica presenta su propia especificidad.