Abstract
Las prácticas educativas están social, político e históricamente construidas. Se construyen modelos y rituales en las prácticas educativas y se reproducen constantemente, haciendo perpetuar los elementos culturales y políticos introduciéndolos en los sujetos. Son dispositivos de poder. A su vez, son prácticas construidas desde lo singular, es decir que se estructura desde cada actor de la práctica aportándole su propia significación. Así, la práctica educativa está inserta en múltiples significaciones. En este sentido, la docencia puede entenderse como un mecanismo de resistencia ante los dispositivos de poder, cuando se enmarca dentro del contexto más amplio de los llamados “cura sui” o Estéticas de la existencia concebidos por Michel Foucault.