Abstract
El turismo no es única y exclusivamente una actividad económica, sino que nunca debemos subestimar esta dimensión primordial, y su creciente importancia es inseparable de algunos de los cambios políticos y sociológicos más profundos que marcaron el siglo 20: el crecimiento de la clase media educada y su movilidad, facilitada por la formidable revolución técnico-científica; institucionalización y ampliación de los derechos democráticos de los ciudadanos; la contención de la guerra; pero también de un cambio aún más radical, el reposicionamiento del Ser Humano en el marco de la Filosofía de la Naturaleza y del Medio Ambiente y de la Ética Ambiental. Se dará especial relevancia al estudio de los impactos positivos de la economía del patrimonio en la actividad turística y sus “externalidades”, que, incluso en tiempos de crisis, representan una inversión segura y altamente reproductiva.