Forma 1:93 (
2009)
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Abstract
Mark Rothko es un artista asombrosamente ambiguo y contradictorio. Es necesario ser muy cauteloso cuando uno se aproxima a sus pinturas: una “casa con muchas mansiones”, como una vez observó de Kooning. Su muerte no es menos compleja ni confusa. Meticulosamente preparada, cada detalle apuntaba hacia un sacrificio ritual que Robert Motherwell entendió como el nacimiento de un nuevo mito moderno. El objetivo de este artículo es reconsiderar el papel que Rothko desempeñó durante la denominada “muerte del arte” en los sesenta. También presenta una retrospectiva de sus obras tardías y murales donde la pintura inunda el espacio, creando “un lugar” que Rothko definiría como una experiencia de “cierto estado de ánimo”. Se basa en el itinerario diseñado por la Tate Modern en ocasión de la exposición inaugurada en septiembre del 2008. El artículo también contempla las formas en que su estética ha influenciado en artistas actuales tales como James Turrell.