Abstract
A lo largo de la historia de la Iglesia, podemos comprobar cómo el magisterio agustiniano se convirtió en una constante, que perdura hasta nuestros días. Así, san Agustín ha sido una “inagotable fuente” de inspiración tanto para Pontífices como para numerosos documentos eclesiales. De esta forma, en el presente artículo analizamos —entre otros aspectos— tanto la encíclica Lumen Fidei como la Nueva edición del Directorio para la vida y ministerio de los presbíteros, ambos documentos influenciados e ilustrados con el magisterio del santo obispo de Hipona, magisterio que —como bien señaló el beato Juan Pablo II en su encíclica Augustinum Hipponensem— debe continuar “en la Iglesia y en el mundo a beneficio de la cultura y de la fe”.