Abstract
El objetivo del presente artículo es doble. Por un lado, se pretende defender la tradición retórica que impregna el humanismo cívico en términos de su potencial utilidad con vistas a la educación para la ciudadanía. Por otro lado, mediante un ejercicio de “rational reconstruction” (Richard Rorty) o “rewriting” (Stanley Fish), se propone rastrear el papel de la solidaridad cívica en la Laudatio Florentinae urbis de Leonardo Bruni para realizar una “apropiación” de sus elementos en el contexto de los debates actuales en filosofía política. La metáfora del “florecimiento” de la comunidad política, recurrente en el humanismo cívico, implica siempre una exhortación a la práctica de las virtudes cívicas por parte de los ciudadanos, es decir, una subordinación de los intereses particulares al bien común y, en consecuencia, una base de solidaridad en el cuerpo civil. Para ello, se partirá de la distinción rawlsiana entre “republicanismo clásico” y “humanismo cívico” que se halla en El liberalismo político (V, §7, 5). El argumento por disociación de Rawls será problematizado para sostener que el papel de las virtudes ciudadanas, como virtudes propiamente humanas, debe ser más importante y más exigente que el que el liberalismo le reserva si queremos una sociedad verdaderamente floreciente.