Escritos 26 (56):151-166 (
2018)
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Abstract
Este artículo evalúa la idea de G. Lipovetsky y J. Serroy según la cual la modernidad ha favorecido una ampliación de la compasión. A la luz de las investigaciones sobre la naturaleza y estructura de la compasión, realizados por M. Nussbaum, y algunos estudios sobre cultura de consumo, se puede sostener que la compasión efectivamente se ha generalizado gracias a un conjunto de fenómenos característicos del mundo actual: la individualización, la globalización, la interconexión informativa y la extensión del presupuesto democrático de la igualdad jurídica ante la ley. Sin embargo, el actual sistema económico y social promueve, al mismo tiempo: la competencia individual despiadada en todos los niveles, la fragmentación selectiva de la información en unidades mínimas, el aislamiento de los individuos y un temor paralizante a quedar por fuera del juego económico. Esta situación favorece una compasión poco profunda, que no necesariamente se convierte en acción efectiva, y, en ciertos casos, bloquea completamente su aparición.