Abstract
Sara Ahmed piensa las emociones, los objetos, los espacios y las orientaciones hacia el mundo a partir de sus efectos. Las emociones son realidades públicas que nos pegan y nos separan de los otros, adquiriendo su significación política en el contacto social. La idea de la pegajosidad y el contacto presupone una subjetividad indisociable de su relación con la alteridad. Para explicar esta relación entre el yo y el mundo, Ahmed hace uso de la fenomenología. Una fenomenología queer consistirá en sacar a la luz el fondo de historias, normas y signos que los espacios normativos y los objetos familiares ocultan al presentarse como atemporales y naturales. En este trabajo propongo que la filosofía de Ahmed permite leer las orientaciones, la subjetividad y las emociones en su dimensión narrativa. El protagonismo que adquieren las historias en la teoría queer de Ahmed es útil para pensar el vínculo entre literatura y política a partir de la recepción y la circulación de las obras. Las narrativas feministas contribuyen a generar extrañamiento respecto del mundo normativo, a dislocar el orden familiar. Estos dislocamientos abren grietas desde las que imaginar, a través de la literatura, maneras no normativas de desear y percibir el mundo.