Abstract
El estudio de la experiencia mística se ha hecho desde diversos campos del conocimiento humano. Sin embargo, se ha considerado que un estudio que involucre la ciencia y la mística sólo podría conducir a una visión desacralizada de esta experiencia. Pero esta postura refleja más bien un desconocimiento en el cambio de paradigma que ha tenido la ciencia desde inicios del siglo XX. El propósito de este artículo es contextualizar este diálogo entre ciencia y mística a partir de una postura naturalizada que permita comprender la experiencia mística en su dimensión biológica, al estudiar el rasgo singularísimo de la pasividad mística, justamente, desde este enfoque naturalizado.