Abstract
Aunque fueron contemporáneos, Borges y Wittgenstein nunca se conocieron, ni se citaron, ni se leyeron. Pero hay poderosas afinidades y conexiones entre ambos. Por ejemplo, al fin del Tractatus Wittgenstein entiende que hay que callar precisamente ahí porque se ha llegado a un punto en el que conceptual se subordina a lo poético. La idea de que la naturaleza estética del mundo no puede representarse por medio del lenguaje también es característica de Borges. El mar, los atardeceres, la llama de una hoguera, por ejemplo, son la inminencia de una revelación que nunca se produce, son el hecho estético. La obra de Wittgenstein es estrictamente filosófica y al mismo tiempo literaria. Esa proposición parece verdadera también para el caso de la obra de Borges.