Abstract
El pensamiento filosófico de Camus coloca al tema de la vida y su sentido en el centro de toda reflexión pertinente para el existir humano. Efectivamente, la vida y lo que hace de ella un suceso valioso ocupa al entendimiento para responder ante los hechos que parecen reducir la existencia humana a un evento inquietantemente insignificante. Esto es precisamente lo que produce la experiencia de lo absurdo, cuyo proceder comporta un aspecto deshumanizador que logra ponerse de manifiesto a través de acontecimientos muy puntuales que alertan y miden el alcance de nuestra comprensión. En Camus, la referencia a vivencias como la del totalitarismo moderno advierten un modo peculiar, y hasta entonces desconocido, de violentar la vida humana hasta un punto en el que, frente a lo descabellado de los hechos, el pensamiento queda como acallado. No obstante, el juicio crítico se vuelve más urgente, sobre todo, cuando notamos que la psicología que subyace a estas prácticas se reproduce en nuestra época bajo otras formas igual de brutales y preocupantemente alarmantes, como lo es el caso de la tortura institucionalizada. En este sentido, es posible que la crítica de Camus sea tan efectiva ahora como en su tiempo, particularmente, cuando la práctica de la vida comporta un aspecto hostil que a la vez pone a prueba a nuestro discernimiento y a nuestra capacidad de coexistir.